Dos niños juegan en la calle. La avenida es ancha y sin tránsito. Las vías corren por el medio de esta. El tren de pasajeros a vapor va a pasar en algún momento del día.

—Con barro es mejor.

—No, con piedras.

—Pero con barro se va a resbalar y se va a tumbar.

—Con piedras lo que se va tumbar todo.

—¿De verdad?

—Y claro que sí.

—Pero yo le quiero poner barro.

—Y bueno, ponele entonces barro. Yo le voy a poner piedras. Bien duras mis piedras.

—¡Ya sé! Vamo’ a ponerle las dos cosas. Mirá, primero barro para que se resbale todo y después las piedras para que choque, ¿dale?

—Bueno, vos en esa vía y yo en esta.

—Nooo, en la misma vía tiene que ser. Primero uno y después el otro.

—¿Eh?

—Y claro, lo’ do’ junto’ sirven más.

—Eeeeeh… puede ser.

—Y si le ponemos en las dos vías va a funcionar mejor. Así va a ser más calidá.

—Ndera… ¡cierto! Ahí lo que va a salir disparado para cualquier lado cuando pase, y ni un vagón se va a salvar.

—Buenísimo va a estar.

—Kore, ¿como lo que no pensamos antes? Me voy a ir a traer piedra de la esquina, que está toda la vereda rota. Barro vamo’ a sacar de tu árbol de pomelo.

—Sííí, montón de barro hay ahí.

—Jejeje… y cuando pase a toda bala el tren y se encuentre con esto, desastre le vamos a hacer.

—Estratégico nuestra trampa.

—¡Re estratégico!

—Bueno, ¡manos a la obra!

—Voy a hacer montoncito con todas las piedras.

—Piedra negra del empedrado lo que va a servir más.

—¡Cierto! Voy a sacar un poco. Ayudame na a cavar.

—Con un coso de hierro se puede. Así…

—Me gustaitereí todas las piedras que estamos consiguiendo.

—Roca lo que son, millón rocas le vamos a poner.

—Ese tren va a salir disparado por todo’ lado’.

—Ñac… ñac… ñac… Cómo me gusta ser malo ¡el más malo del mundo!

—Yo soy más malo.

—Mbore, a mí se me ocurrió primero.

—Pero yo dije de hacer eso ahora.

—Kore na… todo lo malo que yo quiero hacer, vo’ queré hacer. Quiero robarle caramelo a Ña Sofía y vos queré caramelo también. Quiero darle un akapeté al hermanito de Yimi y vos juuusto te vas loo a darle un akapeté. Yo digo nomás que estaría bueno descarrilar el tren y venís vos a querer ponerle bomba má o meno ya. Todo loo vos querés.

—¡Mentira! A mí me sale fácil ser malo, vos lo que soñás todo el día con lo que yo hago.

—Ndeee… te voy a perdonar por esta vez porque enseguida ya viene el tren.

—Yo te voy a perdonar si traés ya el barro.

—Dale, vamo’ a terminar esto lo’ do’ junto’.

—Eeeh… ya hace falta terminar esto.

—¿Dónde nos vamos a esconder?

—Y, detrás de la camioneta roja.

—Ya tengo ganas de ver nuestra gran obra.

—Listo, hecho. Barro aquí, piedra por todo lado…

—Montaña de roca.

—Güeno, montaña de roca y un pantano antes.

—Ndiiii… lo que se va a resbalar ese tren y después directo ité contra la roca se va a dar.

—Ñic… ñic… ñic… no me aguanto más de ver.

—Allá ya se ve el humo ¡Dale, vamo’ ya a terminar!

—¡Listo chera’a! Nuestra trampa mortal ya está lista. Ahora sólo queda esperar.

—Ese tren se va a caer todo de la vía y ¡va a explotar! ¡y toda la gente va a morir! Ajajajajá…

—Igual mi piedra que puse le armé especial loo para que no le agarre al auto de tu papá.

—Dale, buenísimo, así se salva nuestro escondite secreto.

—Ahí ya se le ve bien al tren.

—Ya se le escucha su chuc chuc chuc…

—De a poco se acerca a su destino final.

—Sí, ahí veo al maquinista.

—Y cuando tumbe por todos lados será nuestra victoria.

—Una cuadra más y será nuestro.

—Ya empieza a resbalar.

—Tu barro funciona, mirá un poco cómo las ruedas resbalan.

—¡La cara del maquinista!

—¡No entiende lo que le pasa!

—Se tambalea para todos lados el tren. ¡Parece un gusano!

—Ya llega a las piedras.

—¡Cómo salen disparadas todas las rocas!

—¡Se desarma el tren!

—¡Su rueda! ¡Mirá su rueda! ¡Se está saliendo!

—Ya va a caer.

—¡Kóre el ruido que hace!

—Ndí… cómo grita la gente.

—¡Ahí ya se empieza a tumbar!

—¡Se empiezan a caer en fila!

—¡Por la ventana salen disparadas las personas!

—¡Jaja, cómo vuela esa señora!

—La locomotora parece que va a explotar, se prendió todo fuego.

—¡Sííí! ¡Ahí se está arrastrando el maquinista para afuera!

—¡Tirale piedra!

—Por su cabeza, ¡bien!

—Algunos salen corriendo.

—Güeno, pero todo no se puede.

—Los que lloran todo lo que me gusta.

—Ya va explotar para mí.

—Lo mismo da, sangre por todo’ lado’ ya conseguimos.

—Quiero ver el estruendo final.

—Ya se quema todo, está a punto.

—Aaaaahhhhh, esto sí que es una explosión!!!

—¡Disparan para todos lados los pedazos!

—Mirá, nadie sabe para dónde correr.

—¡Llora la gente! Feró viejo y mirá como llora.

—Ahora sí que se prendió fuego a todo.

—Qué poderosa la roca que pusimos.

—¡Y el barro!

—Nada quedó entero. Qué gran explosión logramos.

—Nuestro plan secreto fue todo un éxito. ¡Choque esos cinco!

—¿Y ahora?

—Ya vienen los bomberos. Vamo’ a mi casa, mientras nos sacamos el barro con la manguera podemos jugar a que apagamos un incendio.

—Eeeh, yo le prendo fuego a una casa o un auto y vos hacés de bombero.

Iván A. Silvero Salgueiro


Nota.— Iván A. Silvero Salgueiro es escritor y sociólogo, nacido en Asunción del Paraguay. Radicado en la Argentina desde hace treinta años, ha recorrido varios talleres literarios de Buenos Aires, entre ellos, durante años, el de la escritora Laura Massolo, en la zona sur del Gran Buenos Aires; y el taller del fallecido escritor Juan Forn, en su último período.
Forma parte del grupo literario Esquina Trejo, con performances en festivales y encuentros literarios. Ha publicado los libros de cuentos y relatos El tren del sur y La lluvia (este último en Santiago de Chile y Asunción), y el libro de poesías Poemas por celular, junto con autores de la zona sur de Buenos Aires. Integró la Antología de minificciones Brevestiario de la revista Brevilla.
Ganó el premio de poesía Carmen Soler en 2018 y fue finalista del concurso Itaú de cuento en 2021.