Ayudar es ayudarse. El esfuerzo que se pone en la obra revolucionaria, no cae a un pozo, sino que se alza y se suma a un impulso de la vida. No muere tragado por el vacío, sino se alarga y se aclara en el torrente idealista. Es la gota de que está hecha la ola, la piedra que tiene en pie la montaña. […] No es el caso de ponerse este dilema enfrente: o todo o nada. Todo no se puede, compañeros; nada es la muerte. Algo, algo cada día, cada hora es lo que vale.

Rodolfo González Pacheco


El nuestro es un proyecto anticapitalista de izquierda hecho totalmente a pulmón, una quijotada contracultural y subversiva sin subvenciones del estado ni esponsoreos empresariales, sin aportes de ONGs ni subsidios de fundaciones. Tampoco poseemos ni buscamos auxilios partidarios, ni siquiera de esos partidos que consideramos hermanos: los revolucionarios. Esta orfandad financiera es deliberada. Como buenos materialistas que somos, pensamos que eso contribuye a resguardar nuestra independencia, criticidad y parresía. Estamos tan orgullosos de ella como de nuestra política de estricto copyleft.

Tanto el semanario dominical Kalewche como la revista trimestral Corsario Rojo son publicaciones de acceso totalmente libre y gratuito. O sea: ¡nada de pay-per-read!

Aunque claro: editar Kalewche y Corsario Rojo no es soplar y hacer botellas… Es un trabajo, una praxis intelectual y política, un quehacer concreto que insume mucho tiempo y esfuerzo en la vida cotidiana. Para afrontar nuestras necesidades económicas, para sostener nuestra utopía filibustera sin patente de corso, para navegar libremente en aguas turbulentas, para lanzar sin complejos brulotes político-intelectuales, apostamos por la autogestión. Apostar por la autogestión es creer en la cooperación, en el apoyo mutuo que pregonaba Kropotkin, en la ayuda voluntaria y fraterna. No la paternalista y humillante caridad, no la filantropía vertical, no las migajas desde arriba, sino la solidaridad horizontal entre pares y camaradas.


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