Ilustración: detalle de una portada del cómic Atomic War! (nro. 1, nov. 1952).
Nota.— Desde España, Manuel Casal Lodeiro nos envía una nueva sátira para la sección de ecología Krakatoa. Hace diez meses, publicamos otro texto suyo donde la parodia y la parresía se dan la mano: “Concurso de ideas para el poscapitalismo”.
—En el apartado de conflictos, la Guerra Global contra el Futuro entra en su año 248. Nos informa desde allí nuestro enviado especial, Juan Zaragoza.
—Sí, saludos, Sara. Esta mañana las tropas del presente han continuado bombardeando el principal campo de refugiados del Futuro. Una masiva escuadrilla de aviones pilotados por turistas low cost de élite han lanzado varias toneladas de bombas de CO2 sobre uno de los hospitales del campamento, matando al menos a 230 personas e hiriendo a otras 500, según han informado los responsables del centro médico. La mayoría de las víctimas eran niños.
No lejos de allí, en el poblado cercano de Medio Plazo, una periodista de Reporteros Sin Futuro resultó gravemente herida por las ráfagas de CO2 procedentes de varias cuentas de Instagram que hacían de avanzadilla a una división de Netflix y ChatGPT que se dirigía a demoler las viviendas previamente bombardeadas por la artillería agroindustrial. Fue evacuada por voluntarias de la Cruz Vegetal hasta un puesto de socorro cercano, pero se desconoce su estado actual.
Y es que no sólo las infraestructuras médicas están prácticamente colapsadas en todo el país, sino que la hambruna se extiende y la situación alimenticia de buena parte de la población comienza a ser crítica tras la intensificación de los ataques en estos últimos meses, que como hemos venido informando, se han extendido a los campos de cultivos, los graneros y los pozos de riego. Los representantes del gobierno del Futuro en el exilio han acusado a las fuerzas ocupantes del Presente de estar llevando a cabo una guerra de exterminio sobre una nación pacífica que carece de cualquier medio no sólo para atacar al Presente sino tampoco para defenderse. Y, una vez más, han deplorado que se estén utilizando armas químicas como el anhídrido carbónico y los hidrocarburos alcanos para causar el mayor daño posible, y han reiterado su sospecha de que los planes del Estado Mayor del Presente incluyen la detonación de la Bomba de Clatratos, prohibida por la Convención de Ginebra y el Acuerdo de París y que, según afirman, supondría el exterminio completo de la población del Futuro.
Este es el sombrío panorama, Sara, actualmente en el Futuro, un territorio absolutamente devastado, donde la población sobrevive en condiciones terribles, sucumbiendo poco a poco ante el poder militar del Presente, la mayor potencia sobre el planeta.
—Gracias, Juan, cuídate mucho. Ante este agravamiento del conflicto contra el Futuro, en el plano de la diplomacia se continúan desplegando sin éxito iniciativas para tratar de ponerle fin. Esta misma mañana se ha presentado una moción ante la Asamblea General de las Naciones Unidas para aceptar al Futuro como el miembro número 194 de la organización, pero, como estaba previsto, la resolución no ha salido adelante por el veto de los países productores de combustibles fósiles, secundados por los países consumidores, líderes de la Alianza del Presente.
Mientras tanto, varios millones de escolares continúan en huelga y acampados por tercer mes consecutivo en los patios de los colegios de numerosos países de todo el mundo en protesta por su traslado forzoso a este Futuro devastado, decidido en la última cumbre del G20. La Red Internacional de Abuelas y Abuelos apeló contra esta decisión la pasada semana, como ya les informamos en estos servicios informativos, ante el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, pero hasta el momento continúan sin recibir una respuesta de dicho organismo sobre su posible admisión a trámite, ni sobre las medidas cautelares solicitadas.
Así pues, por el momento, los planes para el desplazamiento forzoso de todos los menores del mundo a los campos de refugiados del Futuro, continúan como estaba previsto, en los principales países, incluido el nuestro, sin que exista el menor atisbo de que, una vez completada dicha deportación masiva, se vaya a poner fin a la guerra en curso sobre este castigado territorio.
Manuel Casal Lodeiro