Fotografía: Una mujer observa cómo unos agentes del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) entran en un edificio durante una redada para detener a presuntos «colaboradores» rusos en Járkov, a mediados de abril de 2022. Felipe Dana para AP.



Nota preliminar.— Durante las guerras, las fuerzas políticas de oposición suelen ser perseguidas u hostigadas. Esto no es ningún secreto. Las formas y los alcances de esta intolerancia, sin embargo, pueden variar. Ambos bandos de la actual guerra en curso en Europa –Rusia y Ucrania– han amordazado a la disidencia y encarcelado a las caras visibles de la oposición. Propaganda al margen, ambos estados en conflicto carecen de todo espesor democrático: no son dictaduras abiertamente terroristas, pero son mucho más dictaduras que democracias (aunque siga habiendo elecciones y parlamentos).
Aquí ofrecemos un muy documentado análisis sobre la represión en Ucrania, asunto sobre el cual la prensa occidental hegemónica nada informa. Pero no queremos lavarle la cara a Rusia, cuyo régimen político es brutal. Recientemente, fue encarcelado en la tierra de Putin el sociólogo marxista internacionalmente reconocido Boris Kagarlitsky, acusado absurdamente de hacer “apología del terrorismo”. Desde Kalewche nos sumamos a la campaña internacional por su liberación, así como nos solidarizamos con todos los presos políticos, tanto dentro de Rusia como dentro de Ucrania, sean cuales fueren sus posiciones político-ideológicas. La opinión no puede ser un delito y la objeción de conciencia es un derecho fundamental.
El presente artículo de Maxim Goldarb fue originalmente publicado el 4 de mayo en World Socialist Web Site (WSWS), la página trotskista del Comité Internacional de la IV Internacional (CI-CI). La traducción al castellano es nuestra. Aunque han pasado cuatro meses desde que Goldarb publicara el texto, hemos podido constatar que conserva toda su vigencia en lo sustancial. Esto vale también para el llamado a la solidaridad internacional que cierra el texto, y que hacemos nuestro.
Aprovechamos la ocasión para anunciar que en breve publicaremos un artículo actualizado sobre ofensiva ucraniana de los últimos meses. Todo parece indicar que la intentona de Kiev y sus patrocinantes otanistas ha sido un fiasco, con cuantiosas pérdidas humanas y materiales…


Ucrania ha sido proclamada durante mucho tiempo el país más libre del espacio postsoviético. En los medios de comunicación pro-OTAN, el país se presenta incluso como un baluarte de la democracia. Pero esto es mentira. El régimen oligárquico de derechas que llegó al poder con el golpe de estado respaldado por Occidente, en febrero de 2014, ha perseguido duramente a sus opositores, utilizando métodos terroristas.

El ejemplo más trágico no solo de persecución, sino de asesinato de sus oponentes ideológicos por parte del régimen imperante en Kiev, tuvo lugar en Odesa el 2 de mayo de 2014, cuando nacionalistas de extrema derecha, con la plena connivencia y abierta ayuda de las autoridades, bloquearon a activistas antifascistas en el edificio de la Casa de los Sindicatos y prendieron fuego el edificio. Para escapar del edificio en llamas, muchos saltaron por las ventanas hacia la muerte. Incluso en tierra, algunos de los que sobrevivieron fueron asesinados por los neonazis. En total, murieron más de 40 personas, entre ellas Vadim Papura, miembro del Komsomol (sindicato juvenil comunista), así como Andrei Brazhevsky, miembro de la organización de izquierdas Borotba.

Por este crimen nunca se castigó a nadie, a pesar de que los responsables quedaron registrados en numerosas fotos y videos. Uno de los organizadores de esta masacre se convirtió posteriormente en presidente del parlamento ucraniano. Otro llegó a ser diputado en las listas del partido del expresidente Petro Poroshenko.

Del mismo modo, los asesinos de varios conocidos políticos de la oposición y periodistas que han muerto desde 2014 no han sido castigados. Esto incluye a la exdiputada del Partido Socialista de Ucrania, Valentina Semenyuk-Samsonenko (su asesinato, el 27 de agosto de 2014, fue disfrazado de suicidio); el exdiputado y organizador de acciones de la oposición Oleg Kalashnikov (fue asesinado el 15 de abril de 2015); el popular escritor y publicista antifascista Oles Buzina (asesinado el 16 de abril de 2015), y muchos otros.

El Partido Comunista de Ucrania, uno de los mayores partidos del país, fue prohibido en 2015.

Además, políticos, periodistas y activistas de la oposición, muchos de ellos de tendencia izquierdista, han sido golpeados, detenidos y encarcelados en los últimos años bajo acusaciones falsas de “alta traición” y otros cargos abiertamente políticos. Esto ocurrió, en particular, con los periodistas Vasily Muravitsky, Dmitry Vasilets y Pavel Volkov, así como con el activista de derechos humanos Ruslan Kotsaba y otros. Es revelador que incluso en los tribunales, sometidos a fuertes presiones de las autoridades, las acusaciones de “alta traición”, por regla general, se vinieran abajo y resultaran completamente insostenibles.

La situación se ha agravado cada año que pasa, especialmente después de que Volodymyr Zelensky se convirtiera en presidente de Ucrania. La razón formal de la completa eliminación de los restos de libertades civiles y del comienzo de la represión política abierta fue el conflicto militar en Ucrania que comenzó en febrero de 2022.

Todos los partidos de la oposición en Ucrania, la mayoría de izquierda, incluido el partido Unión de Fuerzas de Izquierda (Por un Nuevo Socialismo), que yo dirijo, fueron prohibidos bajo acusaciones inventadas y calcadas de ser “prorrusos”.

El Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU, por sus siglas en ucraniano) también ha detenido a varios líderes de opinión y periodistas que hablaron con los medios de comunicación antes de la guerra, criticando al gobierno. Todos ellos fueron acusados de promover una postura prorrusa, alta traición, espionaje, propaganda, etc.

En febrero-marzo de 2022, varios conocidos blogueros y periodistas fueron detenidos acusados de alta traición e ingresados en centros de detención preventiva (SIZO). Entre ellos se encontraban Dmitry Dzhangirov (simpatizante de izquierda, que trabajaba con nuestro partido), Yan Taksyur (simpatizante de izquierda), Dmitry Marunich, Mikhail Pogrebinsky, Yuri Tkachev y otros. El motivo de su detención no fue en absoluto una traición momentánea, sino el temor de las autoridades a su posición política pública, que no coincidía con la línea oficial del gobierno.

En marzo de 2022, el historiador Alexander Karevin, conocido por sus actividades políticas, desapareció sin dejar rastro después de que agentes del SBU visitaran su casa. Karevin había criticado duramente en repetidas ocasiones la actuación de las autoridades ucranianas en el ámbito de las humanidades, la política lingüística y la política de memoria histórica.

En marzo de 2022, en Kiev, Olena Berezhnaya, abogada y activista de derechos humanos, muy conocida por sus posturas antifascistas, fue detenida e ingresada en un centro de detención preventiva bajo sospecha en virtud del artículo 111 del Código Penal, es decir, por traición. Sólo unos meses antes, en diciembre de 2021, había hablado en el Consejo de Seguridad de la ONU sobre el caos en Ucrania.

El 3 de marzo de 2022, el SBU detuvo en Kiev a los activistas de izquierdas y hermanos antifascistas Alexander y Mikhail Kononovich, acusados de violar el artículo 109 del Código Penal de Ucrania (“acciones dirigidas a cambiar por la fuerza el orden constitucional o a hacerse con el poder del Estado”). Fueron recluidos en un centro de detención preventiva hasta finales de 2022, donde fueron golpeados y torturados y se les negó la asistencia médica oportuna.

En mayo de 2022, en Dnipró, el SBU detuvo al hermano del excandidato presidencial Oleg Tsarev, el ciudadano ucraniano Mikhail Tsarev, acusado de “desestabilizar la situación sociopolítica en la región”. Como consecuencia, en diciembre de 2022 fue declarado culpable y condenado a cinco años de prisión por cargos de terrorismo.

El 7 de marzo de 2022, seis activistas de la organización opositora Patriotas por la Vida desaparecieron sin dejar rastro en Severodonetsk. En mayo de 2022, uno de los líderes del batallón neonazi Azov, Maxim Zhorin, publicó en Internet una foto de sus cadáveres, afirmando que “habían sido ejecutados” y que su asesinato estaba relacionado con sus opiniones políticas y había sido perpetrado por estructuras paramilitares.

El 12 de enero de 2023, Sergei Titov, residente en Belaya Tserkov, medio ciego y discapacitado debido a una enfermedad mental, fue detenido e ingresado en un centro de detención preventiva. Fue declarado “saboteador”. El 2 de marzo de 2023, se informó de que había muerto en el centro de detención preventiva.

En febrero de 2023, Dmitry Skvortsov, publicista y bloguero [cristiano] ortodoxo, fue detenido en un monasterio cerca de Kiev e ingresado en un centro de detención preventiva.

Desde noviembre de 2022, Dmitry Shymko, de Khmelnytsky, está en los calabozos por sus convicciones políticas.

Cientos de personas corrientes ya han sido procesadas en la Ucrania actual por distribuir en Internet contenidos políticos que las autoridades consideraban prohibidos.

Las autoridades han tomado bajo férreo control el espacio informativo de Ucrania, incluyendo Internet. Cualquier publicación personal de los ciudadanos sobre errores en el frente, sobre la corrupción de las autoridades y los militares, o sobre las mentiras de los funcionarios, se declara delito. Estas personas, así como los blogueros y los administradores de los canales TG, son objeto de acoso por parte de la policía y el servicio de seguridad.

En la primavera de este año, según el SBU, se bloquearon 26 canales de Telegram, canales en los cuales la gente se informaba mutuamente sobre los lugares en los que se entregaban citaciones militares. Seis administradores de canales de Telegram fueron registrados y acusados de delitos. Así, se bloquearon páginas públicas en las regiones de Ivano-Frankivsk, Cherkasy, Vinnitsa, Chernivtsi, Kiev, Leópolis y Odesa. Estas páginas tenían más de 400 mil abonados. Los administradores públicos de estos canales se enfrentan a diez años de cárcel.

En marzo de 2022 se introdujo en el Código Penal de Ucrania el artículo 436-2 (“Justificación, reconocimiento como lícita, negación de la agresión armada de la Federación Rusa contra Ucrania, glorificación de sus participantes”). En realidad, está dirigida contra cualquier ciudadano de Ucrania que tenga opiniones que difieran de la línea oficial del gobierno.

Esta nueva ley está formulada de tal manera que, en esencia, prevé castigar los “delitos de pensamiento”: palabras o frases pronunciadas no sólo en público, sino también en una conversación privada, escritas en un mensaje privado de mensajería o SMS, o dichas por teléfono. De hecho, estamos hablando de una invasión de la intimidad de los ciudadanos y de sus pensamientos. Esto, de hecho, ha sido confirmado por la práctica de las fuerzas del orden: condenas por likes, llamadas telefónicas privadas, etc. Por simples conversaciones en la calle y likes en Internet debajo de posteos, hasta marzo de 2023 se han producido 380 condenas, según los registros judiciales, incluidos los condenados a prisión.

Así, en junio de 2022, en Dnipró, un residente de Mariúpol fue condenado a cinco años de prisión, con un período de prueba de dos años. En marzo de 2022, el individuo había afirmado que el bombardeo de la población civil y de la infraestructura civil en Mariúpol fue llevado a cabo por militares de las Fuerzas Armadas de Ucrania.

Otra sentencia, basada en una conversación telefónica de marzo de 2023, se dictó contra un residente en Odesa. Esa persona fue condenada a dos años de libertad condicional por conversaciones “antipatrióticas y antiestatales” a través de un teléfono móvil.

Un residente del pueblo de Maly Bobrik, en la región de Sumy, fue procesado en virtud del inciso 1 del art. 436-2 del Código Penal hacia junio de 2022, y condenado a una pena de seis meses de prisión por haber expresado, en abril de 2022, cerca de su patio y en presencia de tres personas, su aprobación de las acciones de las autoridades rusas en relación con Ucrania, y haberse negado posteriormente a admitir su culpabilidad.

Al menos 25 ucranianos han sido condenados por “actividades antiucranianas” en las redes sociales. Diecinueve personas fueron localizadas por las fuerzas del orden en Odnoklassniki y retenidas en el país. Según la investigación, estos residentes en Ucrania distribuían símbolos “Z” y banderas rusas en sus páginas, y calificaban la invasión de “liberación”.

También se dictaron sentencias contra quienes no distribuyeron tales publicaciones, sino que sólo les dieron un like en las redes sociales. Los textos de al menos dos sentencias dicen que los likes tenían como objetivo “propalar la idea, a un amplio abanico de personas, de cambiar las fronteras del territorio de Ucrania” y “justificar la agresión armada de la Federación Rusa”. Los investigadores justificaron las acusaciones alegando que las páginas personales son de libre acceso, y las publicaciones con “me gusta” pueden ser vistas por muchas personas.

Por ejemplo, en mayo de 2022, en Umán, un pensionista fue condenado a dos años de prisión con un periodo de prueba de un año por “rechazo a las actuales autoridades ucranianas… en la red de Internet Odnoklassniki”, al haber puesto like… a una serie de publicaciones que justifican la agresión armada de la Federación Rusa contra Ucrania”.

En Kremenchug, en mayo de 2022, un ciudadano de Ucrania fue condenado en virtud del artículo 436-2 del Código Penal. Utilizando un seudónimo, este individuo había hablado en la plataforma de medios sociales Odnoklassniki sobre los nazis en Ucrania y el desarrollo de armas biológicas financiado por el Pentágono.

Las acciones represivas llevadas a cabo por el actual gobierno para luchar contra quienes discrepan con él han convertido a Ucrania en el estado más represivo de Europa, un estado en el que cualquier persona que se atreva a oponerse a las autoridades, la oligarquía, el nacionalismo y el neonazismo arriesga su libertad y, a menudo, incluso su vida.

Te pedimos que difundas esta información lo más ampliamente posible, ya que en la situación actual sólo una amplia publicidad internacional sobre los hechos presentados en este artículo puede ayudar a salvar a miles de personas cuya libertad y vida están ahora gravemente amenazadas en Ucrania.

Maxim Goldarb


Nota final.— Con posterioridad a la redacción y publicación de este preocupante reporte, el dirigente de izquierda ucraniano fue entrevistado por WSWS. La entrevista salió a la luz el 21 de agosto. Versa no solo sobre la censura y persecución «macartistas» en Ucrania, sino también sobre la enorme mortandad en el frente y el sentimiento creciente de hartazgo popular con la guerra. Puede leerse aquí la traducción castellana.
Entretanto, en la Federación Rusa de Putin (tan capitalista y autoritaria como Ucrania, aunque algunos lo olviden), la censura y represión contra las izquierdas antibelicistas también sigue a la orden del día: amordazamiento, arrestos, falsas imputaciones, cárcel, tormentos… Quienes deseen información actualizada en castellano, pueden leer Montajes y torturas, de Kirill Medvedev, artículo publicado en
Brecha el 4 de agosto. Nos solidarizamos con los compañeros y compañeras de Rusia que han sufrido la intolerancia y violencia del Kremlin por condenar la invasión de su país a Ucrania, y por militar la paz fraternal entre los dos pueblos vecinos eslavos. Hacemos nuestro, en este sentido, el eslogan internacionalista y anticapitalista de Carlos Taibo: no a la guerra entre los pueblos, no a la paz entre las clases.