Ilustración: Lo Cole (2019). Fuente: https://misiones.cubaminrex.cu



Nota.— El presente artículo del periodista norteamericano W. T. Whitney Jr. fue originalmente publicado en la revista digital de izquierdas CounterPunch, el 17 de agosto de 2023, bajo el título “Cuba’s Worsening Food Crisis Means US Blockade Must End Now, Not Later”. El texto no ha perdido vigencia, ni tampoco pertinencia. Más abajo, compartimos nuestra traducción del inglés.
Algunas palabras acerca del autor: Whitney Jr. ha focalizado su labor periodística en la América Latina y el Caribe, el antirracismo, la salud pública, el antiimperialismo y los derechos humanos. Milita contra el bloqueo estadounidense a Cuba desde las entrañas mismas del Tío Sam, como alguna vez lo hiciera José Martí. Trabajó durante muchos años como pediatra. Retirado de la medicina, vive hoy en una zona rural del estado de Maine, Nueva Inglaterra, donde dedica buena parte de su tiempo al periodismo militante de izquierdas.
Más allá de nuestra posición crítica respecto a la deriva burocrático-autoritaria del socialismo posrevolucionario en Cuba, como así también respecto a las reformas económicas promercado implementadas en la mayor de las Antillas durante los últimos tres decenios (que cada vez la alejan más de la utopía comunista), queremos expresar nuestra solidaridad fraternal con el pueblo cubano y nuestro repudio al embargo criminal de EE.UU. Un embargo que, sin dudas, ha condicionado fuertemente el devenir del socialismo cubano, sobre todo tras el derrumbe de la Unión Soviética, pues el gran auxilio material de Moscú servía de contrapeso –y mucho– a la presión imperialista de Washington.


En una reunión celebrada en La Habana el 11 de agosto, a la que asistieron ministros del gobierno y la prensa, el presidente de la Asamblea Nacional cubana, Esteban Lazo, transmitió al ministro de Agricultura de Cuba un mensaje de la Asamblea, cuyo reciente periodo de sesiones concluyó el 22 de julio. El ministerio estaría “transformando y fortaleciendo la producción agropecuaria del país”, para iniciar “un movimiento político y participativo que desencadene una revolución productiva en el sector agropecuario.”

La Asamblea Nacional trató principalmente el actual desastre alimentario de Cuba. La vida de muchos cubanos y cubanas es precaria debido a la escasez de alimentos, los altos precios y los bajos ingresos.

La información que se desprende de las deliberaciones de la Asamblea da fe de la realidad de crisis en Cuba. Crece la urgencia de que los amigos y amigas de Cuba en Estados Unidos se resistan a las políticas estadounidenses de nuevas formas, con firmeza y asertividad. Su propio gobierno da cuenta de nuevos sufrimientos y el desamparo en Cuba.

El presidente Miguel Díaz-Canel hizo hincapié en la resistencia al dirigirse a la Asamblea Nacional. Dedicó sus palabras a dos héroes revolucionarios que estaban presentes. Admirando “su pie en el estribo de las dificultades y su fusil apuntando a los errores”, puede que pensara en el duro trabajo que les espera.

Mencionó “problemas de nuestra difícil vida cotidiana, como la producción de alimentos, la generación de electricidad, la disponibilidad de agua, la delincuencia, el aumento de la inflación, los precios abusivos”. Criticó los comportamientos “que refuerzan el bloqueo omnipresente por inacción, apatía, insensibilidad, incapacidad o simple cansancio y falta de esperanza”.

Díaz-Canel señaló con aprobación que los delegados discutieron “estrechar los lazos entre los diputados y la población”, “mejor manejo y asignación del dinero”, “mayor participación directa del sector no estatal en la producción nacional”, “autonomía municipal” y “presión a la baja de los precios”.

“Sobre todo”, insistió, “debemos dedicarnos a crear riqueza, en primer lugar, produciendo alimentos”.

El viceprimer ministro Jorge Luis Tapia Fonseca informó sobre la aplicación de la ley cubana de 2022 sobre Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional. Señaló que la autosuficiencia alimentaria a nivel local estaba retrasada. El rendimiento de los cultivos era bajo. Las enfermedades de las plantas y la falta de insumos dificultaban la producción de cereales.

Los cubanos habían consumido individualmente sólo 438 gramos de proteína animal por mes durante 2022, y en mayo de 2023, sólo 347 gramos; las recomendaciones exigen la ingesta de 5 kg mensuales. No se criaban suficientes pollos; la carne de ave y los huevos escaseaban.

Los rendimientos del maíz, la soja, el sorgo y otros cultivos se han reducido, y la mayoría de los piensos no están disponibles. Por lo tanto, la producción de carne de cerdo ha disminuido, la leche no está disponible para los adultos y se cría menos ganado. El pastoreo es deficiente, debido a la sequía y a la falta de fertilizantes.

Tapia señaló los fracasos. El rendimiento de los productores de alimentos controlados por el estado es bajo. Los productores, distribuidores y consumidores institucionales no articulan regularmente entre sí para facilitar el abasto de alimentos. No se paga a los productores porque no hay crédito. El robo de ganado ha alcanzado nuevas cotas: 44.318 cabezas en lo que va del año.

Tapia prorrumpió: “¡Hay que trabajar para producir alimentos! Todo el mundo quiere entregas de alimentos, pero no hacemos nada para producirlos. Nos falta cultura productiva… No necesitamos tanto papeleo y palabrerío. ¿Cuándo empezamos a sembrar? ¿Quién lo hará?”.

El Ministerio de Finanzas y Precios emitió un informe antes de la sesión de la Asamblea Nacional. Reconocía la alta inflación, el descontento popular generalizado y la necesidad de “soluciones concretas”. El ministro Vladimir Regueiro Ale indicó que los precios se dispararon 39% durante 2022 y 18% más en lo que va de 2023.

La inflación, explicó, varía de una provincia a otra y puede manifestarse como una remarcación abusiva de precios, especialmente cuando escasean los insumos y productos agrícolas.

Al comentar el informe, el presidente de la Asamblea Nacional, Esteban Lazo, recordó a los delegados que la merma de la producción y la inflación están conectadas: “Si no hay producción y abastecimiento, no lograremos un control efectivo de los precios”. Se quejó de que “prácticamente el 100% de la canasta alimentaria se está importando”.

La Comisión Agroalimentaria de la Asamblea emitió un informe más. Mencionó problemas organizativos y de gestión, e informó que en lo que va de 2023 sólo ha llegado el 68% del gasóleo esperado, 14.700 toneladas menos que en el mismo período del año anterior; se encargaron 28.900 toneladas de fertilizantes importados, pero sólo llegaron 168 toneladas. La producción de fertilizantes en Cuba ha sido nula este año, en contraste con las 9.600 toneladas producidas durante los mismos meses de 2022.

Las comunidades rurales de Cuba están atribuladas. Pronto “no quedará gente en el campo”, dijo un delegado. Otro pidió mejorar “las carreteras, las viviendas y la conectividad”. Alguien que consideraba escasas las habilidades agrícolas, pidió enseñanza en “técnicas agroecológicas” y “buenas prácticas para la producción, procesamiento y comercialización de alimentos”.

Circuló la idea de que la autonomía local estimularía la producción de alimentos. En abril de 2023, los aspirantes a agricultores aún no habían tomado posesión de 258.388 hectáreas de tierras ociosas puestas a su disposición sin coste alguno en virtud de las reformas de la tenencia de la tierra de 2008.

Frei Betto, amigo brasileño de la Cuba revolucionaria y asesor del Plan de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional de Cuba, visitó Cuba en junio. Para él, “la escasez actual es más grave que en el Periodo Especial (1990-1995)”. Indicó que Cuba importa ahora el 80% de los alimentos que consume, frente al 70% de hace unos cinco años, que cuesta 4.000 millones de dólares anuales, frente a 2.000 millones. Sólo en el caso del maíz, la soja y el arroz, el gasto asciende ahora a 1.500 millones de dólares anuales.

Indicó también que una tonelada de carne de pollo importada cuesta ahora 1,3 millones de dólares, frente a los 900 mil de hace un año, que “el suministro de trigo ha empeorado”, que la producción de leche ha bajado 38 millones de litros en un año, que menos petróleo de Venezuela –gracias a las sanciones de Estados Unidos a ese país– significa una reducción de la producción de alimentos en Cuba.

Los orígenes de la escasez de alimentos en Cuba y el modo de intervención estadounidense son muy relevantes. La escasez no se debe únicamente a las políticas estadounidenses. La sequía, los daños causados por los huracanes, la infestación de arbustos de marabú, la erosión del suelo, la elevada acidez del suelo, el mal drenaje y la falta de materia orgánica del suelo han contribuido. También influyen las tendencias burocráticas y centralistas del gobierno cubano.

El bloqueo económico estadounidense es fundamental. La crisis alimentaria está en línea con las propuestas del funcionario del Departamento de Estado Lestor Mallory –en 1960– de políticas que conduzcan al “hambre, la desesperación y el derrocamiento del gobierno.” El bloque soviético cayó tres décadas después. El gobierno estadounidense endureció el bloqueo económico mediante leyes en 1992 y 1996, y, más tarde, la designación de Cuba como “país patrocinador del terrorismo”.

Más allá de las prohibiciones sobre los productos fabricados o vendidos por empresas estadounidenses, las categorías proscritas pronto incluyeron los productos fabricados por empresas extranjeras asociadas con las estadounidenses y los productos que contuvieran un 10% o más de componentes de origen norteamericano. Ahora, las empresas extranjeras activas en Cuba se enfrentan a posibles acciones judiciales estadounidenses.

Los préstamos y transacciones internacionales en dólares suelen estar prohibidos. Los pagos al exterior no llegan a destino. Los ingresos por exportaciones no llegan.

Pensemos en importaciones de semillas, fertilizantes, herbicidas, pesticidas, ejemplares reproductores de ganado, suministros y medicamentos veterinarios, nuevos equipos, piezas de repuesto, exportaciones de café, ron y níquel. Pensemos en préstamos para comprar alimentos y más, créditos para el desarrollo agrícola. Piensen en los impedimentos para reparar la infraestructura rural.

El bloqueo, la herramienta elegida por Estados Unidos, ha golpeado duramente la producción de alimentos en Cuba. Ha avanzado mucho en la consecución de su objetivo final. Cuba necesita un nuevo orden de apoyo de amigos en Estados Unidos, el “vientre de la bestia” del que hablaba Martí.

Muchos han admirado tanto el tipo de socialismo cubano, como para suponer que las conquistas sociales de Cuba y su exuberante solidaridad internacional suscitarían tal entusiasmo que, junto con consideraciones de justicia, legalidad, vecindad y repugnancia contra la crueldad estadounidense, harían que los responsables políticos de Estados Unidos pensaran de nuevo en Cuba. Nunca ocurrió.

Ahora, en un momento decisivo en Cuba, es necesaria una nueva dirección. Una dirección que persuada, organice y unifique a los grupos políticos de izquierdas y a los activistas antiguerra y antiimperialistas de todas las tendencias. Se necesita liderazgo.

Frei Betto dice que “es hora de que todos nosotros, en solidaridad con la Revolución Cubana, intensifiquemos la lucha contra el bloqueo estadounidense y movilicemos la cooperación internacional con la isla que se atrevió a conquistar su independencia y soberanía frente al imperio más poderoso y genocida de la historia de la humanidad”.

W. T. Whitney