Ilustración: detalle de Palestinian Children (2020), de Suhad Khatib. Fuente: https://suhadkhatib.com
El jueves 1° de agosto, en el Club de Prensa de la India en Nueva Delhi, la aclamada escritora y activista de izquierda Arundhati Roy participó de un panel condenando –con su habitual lucidez, sensibilidad y elocuencia– el envío de armas y mano de obra desde su país natal al Estado de Israel. Hemos transcripto y traducido el video de su alocución en inglés, que es su segunda lengua.
El gesto de solidaridad de Roy con el pueblo palestino se ve realzado por una circunstancia no menor: ella está afrontando un escandaloso lawfare en India, que podría depararle una condena a prisión. El autoritario y chovinista gobierno de Modi, echando mano a la draconiana ley de antiterrorismo y a una vieja declaración de Roy (allá por 2010, habría afirmado que Cachemira nunca había sido “parte integrante de la India”), la ha acusado penalmente de sedición (sic), sin ninguna consideración por la libertad de expresión. Lejos de amedrentarse, de optar por el silencio o el exilio, Roy ha decidido quedarse en su país e insistir con sus críticas y denuncias, perseverar en la parresía contra viento y marea. ¡Bravo por ella!
Quienes deseen leer los otros textos de Arundhati Roy que hemos publicado, pueden hacerlo aquí.
Agradecemos profundamente a Lorena Vargas Ampuero y María Gabriela Maturano su labor de transcripción y traducción.
Todos los que han estado en este panel han hablado sobre cómo el gobierno indio es cómplice del genocidio que Israel está llevando a cabo en Gaza. Es nuestra responsabilidad demostrar que, como pueblo de la India, nos negamos a ser cómplices del genocidio en Gaza, aunque nuestro gobierno desee continuar con lo que hace. Uno mi voz con los demás para decir que queremos que las exportaciones de armas cesen inmediatamente.
Sabemos que Estados Unidos apoya a Israel con su riqueza y armamento, y la India exporta lo que nosotros tenemos en abundancia, que es nuestra pobreza. Así que tenemos 6.000 trabajadores dispuestos a arriesgar sus vidas en una zona de guerra para sustituir a los trabajadores palestinos que Israel ha expulsado de Palestina. Así que exigimos el regreso de esos trabajadores que están arriesgando sus vidas allí.
Hay quien dice que EE.UU. podría poner fin a este genocidio con una llamada telefónica. Pero en realidad, no es sólo Palestina la que está ocupada por Israel, sino que parece que Estados Unidos también está ocupado por Israel, porque no es capaz de enfrentarlo. En los campus de EE.UU. hay decenas de miles de estudiantes que salieron a protestar contra las universidades, que son como pequeñas ciudades-estado, pequeños imperios que están invirtiendo en el genocidio contra Palestina. Es difícil pensar en algo más inmoral que una academia haciendo eso. Pero los estudiantes en Norteamérica pueden protestar contra su propio gobierno, porque se les permite la libertad de expresión, pero no pueden protestar contra Israel. Cuando protestan contra Israel, estudiantes y profesores son golpeados, detenidos, atacados por la policía montada. En Estados Unidos puedes protestar contra Estados Unidos, pero no puedes protestar contra Israel.
Esto es lo que ocurre cuando te conviertes en cómplice de un proyecto esencialmente inmoral. Empiezas a perder tu eje. Empiezas a perder la comprensión de lo que estás haciendo. Y, por lo tanto, nosotros, como pueblo, debemos al menos demostrar que no apoyamos esos asesinatos en Gaza. No apoyamos que nuestro gobierno apoye eso. Lo que está sucediendo en Gaza no es solo el asesinato de ciudadanos comunes, no es solo el asesinato de decenas de miles de mujeres y niños. Es el bombardeo de hospitales, la destrucción de universidades, la destrucción de archivos. Intentamos borrar la memoria misma que la gente tiene de ese lugar. Es un genocidio como ningún otro, porque está ocurriendo en vivo por televisión. Y es un genocidio donde, desde la Segunda Guerra Mundial, no se han matado a tantos periodistas. Son 116 los periodistas que han sido asesinados, porque Israel no quiere que se informe de la noticia. Es una gran vergüenza que en nuestro país no se informe de las noticias de Gaza. No se informa. No están en las portadas de nuestros periódicos. No están en nuestros canales de televisión. Es una terrible vergüenza.
Como muchos han dicho, India solía ser un país que apoyaba al pueblo palestino en su lucha por la libertad. Hace unas semanas, estuve en Beirut. Beirut está a sólo unas horas en coche de Gaza. Ahora en Beirut se puede oler la rabia, la sangre, la ira, el polvo y el odio en la brisa. Estaba hablando en una gran universidad, y otro orador que exponía conmigo era un cirujano palestino. Su nombre era Dr. Ghassan Abu-Sittah. Por favor, búsquenlo. Él voló a Gaza. Ejercía en Londres como cirujano traumatólogo, y voló a Gaza el 8 de octubre porque sabía lo que iba a suceder allí. Y habló, imagínate esto, de cuántas amputaciones había hecho a niños, sin anestesia. ¿Puedes tratar de imaginar eso? Cortar el brazo o la pierna de un niño sin anestesia. Eso es lo que ocurre allí.
Su mujer, que es palestina, me contó que su padre, de 70 años, era agricultor en Gaza y que quemaron todos sus olivos, mataron a todos sus animales. Fue arrestado y atacado por perros en el campo de detención. Un hombre de 70 años. Ahora, este es el nivel de lo que está sucediendo en ese lugar. Y todo se sabe. Todo se sabe. Y en todas partes, incluso en los EE.UU., ya sea en los EE.UU., ya sea en Inglaterra, ya sea en España, ya sea en Irlanda, ya sea en Francia, en todas partes, la gente se levanta contra el apoyo de sus gobiernos a Israel. Pero nosotros en India no nos levantamos contra el apoyo de nuestro gobierno. Es una vergüenza.
Estuve en Beirut y fui a los campos de refugiados, los campos de refugiados palestinos que desde 1948 en adelante hay en el Líbano. Allí conocí a un anciano palestino. Y me recibió con mucho amor porque yo era india. Y me dijo: “fui a la India y la gente de la India nos quiere”. Y yo no sabía qué decir… Él dijo: “Hablé, viajé por toda la India, y la gente más pobre solía recolectar dinero para nosotros”. Así que le dije, “ya sabes, el gobierno indio no los apoya ahora”. Me dijo que no, que el gobierno indio no los apoyaba, pero que la gente de la India sí los apoyaba. Yo no sabía qué decir. Realmente no sabía qué decir.
Así que quiero responderle con todos nosotros en la calle, diciendo no. Cuando la gente ondea la bandera palestina, la arrestamos. Pero el 8 de octubre, ¿cuánta gente puso la bandera israelí en su perfil de WhatsApp? Esto sí está permitido. Puedes caminar por la calle con una bandera israelí. Puedes andar por la calle justificando el genocidio contra Palestina. Puedes usar ese genocidio para apoyar lo que esperas que se convierta en un genocidio aquí [alusión de Roy a la violencia supremacista de la mayoría hindú –golpizas, violaciones, asesinatos, matanzas– contra la minoría musulmana; violencia tolerada e incitada por la derecha etnonacionalista que gobierna el país desde hace diez años: el Partido Popular Indio y su primer ministro Narendra Modi. Recuérdese que el pueblo palestino profesa, en su abrumadora mayoría, la fe islámica, de ahí la analogía que hace Roy].
Todo eso no está bien. No puedes defender lo correcto en este país. Pero los tiempos han cambiado, y debemos levantarnos. Debemos negarnos. Esta es una iniciativa maravillosa para decir simplemente que no apoyaremos la exportación de armas a Israel, ni ningún otro tipo de ayuda, ni tampoco la exportación de trabajadores indios para reemplazar a los palestinos allí.
Arundhati Roy