Fotografía: www.pbs.org/wgbh/frontline
Nota.— El lunes 15 de abril, dos días después del ataque de Irán contra Israel (represalia y advertencia por el bombardeo del consulado iraní en Damasco, capital de Siria, el primer día de este mes, que había dejado un saldo de 16 muertos, entre ellos, varios oficiales de alta jerarquía y dos civiles), la revista israelí-palestina de izquierdas +972 publicó en inglés una esclarecedora entrevista que su jefa de redacción, Ghousoon Bisharat, le hiciera al politólogo egipcio-estadounidense Khaled Elgindy, de la Universidad de Georgetown, en Washington DC, a propósito de dicho suceso en Medio Oriente, su significación político-militar, su implicación con la guerra de Gaza y sus riesgos de escalada regional: “As Iran and Israel collide, will Palestinians pay the price?”. La compartimos con ustedes, traducida al castellano.
El viernes trascendió la noticia de que Irán habría sufrido un ataque con drones cerca de la ciudad de Ispahán, en el centro del país, contra una base área y una planta nuclear, que habría sido totalmente neutralizado por las baterías de defensa antiaéreas. Aunque algunos medios internacionales se apresuraron a informar que se trataba de una represalia de Israel, o deslizaron esa conjetura, no hay de momento ninguna confirmación oficial, ni por parte de Teherán ni de Tel Aviv. De hecho, el gobierno iraní minimizó rápidamente el incidente, desestimando la hipótesis de la autoría israelí y afirmando que los responsables serían “infiltrados desde el interior de Irán“. Por ahora, hay mucha confusión e incertidumbre sobre lo ocurrido el viernes en Ispahán. Habrá que esperar un tiempo para que se disipe la niebla.
El mundo sigue tratando de entender el dramático ataque de Irán contra Israel. En colaboración con sus socios regionales, el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (IRGC) [por sus siglas en inglés] lanzó más de 300 drones y misiles en la noche del 13 de abril, marcando la primera vez que Israel o Irán habían atacado al otro estado en su propio territorio.
Aunque de carácter inédito, el ataque iraní no fue en absoluto inesperado, ya que se produjo tras el ataque aéreo israelí contra el consulado iraní en Damasco dos semanas antes, en el que murieron siete oficiales del IRGC y dos civiles. La gran mayoría de los proyectiles, algunos de los cuales tardaron varias horas en llegar, fueron interceptados por Israel, con la ayuda de los ejércitos de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Jordania, y la inteligencia proporcionada por varios países del Golfo. Sólo un puñado de misiles logró evadir las defensas de Israel, entre ellos uno que hirió gravemente a una niña beduina de siete años en un pueblo no reconocido del Néguev, y otro que causó daños menores en la base aérea de Nevatim.
Para comprender el panorama general de estos sucesos, +972 habló con Khaled Elgindy, director del Programa Israel-Palestina del Middle East Institute, con sede en Washington, y autor de Blind Spot: America and the Palestinians, from Balfour to Trump [“Punto ciego: Estados Unidos y los palestinos, de Balfour a Trump”, 2019]. Mientras explicaba el «mensaje» que Irán buscaba enviar con su ataque anticipado, Elgindy también compartió sus dudas sobre si Israel haría caso a las presiones de EE.UU. para evitar una represalia severa, y señaló además cómo los regímenes árabes podrían tratar de «maquillar» su propia intervención para tratar de salvar la cara con sus pueblos enojados. Pero también subrayó que los palestinos siguen estando en el centro de esta conflagración, y siguen pagando el precio más alto por ello.
“Existe una posibilidad real de que, a cambio de que Israel baje la tensión con Irán, los EE.UU. den a Israel más libertad de acción en Gaza, concretamente en lo que respecta a Rafah”, advirtió Elgindy, refiriéndose a una invasión terrestre prevista de la ciudad más meridional de la Franja.
A los ojos de la administración Biden, continuó Elgindy, “mientras los costos sean soportados principalmente por los palestinos, entonces es aceptable. En el momento en que los costos aumentan más allá de Gaza y los palestinos… entonces se vuelve más peligroso”. Pero esta línea de pensamiento, añadió, no puede eludir el hecho de que la perspectiva de una guerra regional total “aumenta cada día que pasa sin un alto el fuego” en Gaza.
La entrevista ha sido editada para mayor claridad.
Acabamos de ver una dramática escalada en lo que esencialmente ha sido una «guerra fría» de décadas entre Israel e Irán. ¿Por qué Irán ha decidido atacar directamente a Israel?
Esa es la pregunta que todo el mundo se hace. El desencadenante inmediato, por supuesto, fue el ataque israelí al consulado iraní en Damasco el 1° de abril, en el que murieron dos generales iraníes. Todo el mundo entendía que habría una respuesta iraní; Teherán lo tenía muy claro. La cuestión era cuándo y cómo.
A la gente le sorprendió que se tratara de un ataque directo contra territorio israelí; esa parte no tiene precedentes. La escala también fue sorprendente: al principio, vimos sólo unas docenas de drones, pero luego vimos misiles de crucero y otros misiles balísticos, lo que superó con creces lo que muchos esperaban.
¿Por qué Irán eligió un ataque directo, y a esta escala, a pesar de saber que la mayoría de sus cohetes serían interceptados? Mi sensación es que está tratando de infundir un efecto disuasorio, de enviar el mensaje de que un ataque como el del consulado en Damasco, o cualquier escalada futura por parte de Israel, provocaría una respuesta importante. Los iraníes fueron muy claros al decir: se acabó, después de esto estamos listos.
El problema con las escaladas diseñadas para disuadir es que a menudo tienen el efecto contrario: la otra parte se siente obligada a escalar también, y entonces tienes una guerra en toda regla. Creo que los Estados Unidos están intentando evitar ese escenario y al menos convencer a los israelíes de que no respondan directamente en territorio iraní, porque eso provocaría una respuesta aún mayor por parte de Irán. Ahora depende de Israel decidir si quiere escalar, sabiendo que provocará esto.
¿Qué nos dice la elección de armas y objetivos por parte de Irán sobre los propósitos de su ataque?
Irán quería demostrar su capacidad y voluntad de utilizar misiles balísticos y de crucero. Apuntó a muchas zonas diferentes de Israel para demostrar lo que puede hacer, pero creo que fue diseñado para no causar muchas víctimas en el lado israelí. Pero puede que la próxima vez no sea así.
¿Cómo interpretar el hecho de que ambas partes reclamen la victoria?
La interpretación más obvia es que sugiere que ninguno de los bandos quiere una escalada mayor, que están satisfechos con el resultado. Están intentando señalar a sus respectivos públicos nacionales que han conseguido lo que querían. Pero la situación es impredecible y hay extremistas en ambos bandos.
El régimen iraní, y especialmente el IRGC, son bastante militantes. En el lado israelí, tenemos una coalición gubernamental extremista y un primer ministro desesperado que durante mucho tiempo ha estado deseoso de ampliar la guerra y de atraer a Estados Unidos a su conflicto con Irán. Y ahora más o menos lo ha hecho: los EE.UU. tienen el pie en la puerta. Así que no descartaría la posibilidad, independientemente de lo que afirmen ambas partes, de que esto se intensifique aún más, sobre todo teniendo en cuenta que la guerra de Gaza no está saliendo como quiere el gobierno israelí.
Algunos analistas afirman que Israel ha aprendido que no puede hacer frente a una amenaza de este tipo por sí solo. ¿Está usted de acuerdo?
Después del 7 de octubre ya sabíamos que la idea de que Israel puede defenderse por sí solo era un mito. Incluso con todas las armas, inteligencia y sistemas de defensa antimisiles más sofisticados, así como con todos los miles de millones de dólares que EE.UU. vertió en Israel, no pudo evitar ni siquiera detectar ese ataque. Justo después del ataque del 7 de octubre, EE.UU. envió inmediatamente acorazados al Mediterráneo oriental, subrayando hasta qué punto Israel necesitaba apoyo. Y eso sigue siendo cierto.
Así que no se trata sólo de tener las armas más sofisticadas. Lo que realmente se necesita son amigos y aliados dispuestos a dar un paso al frente y ayudar en momentos de necesidad. Y eso sólo se conseguirá a través de un proceso político y diplomático más amplio.
¿Cómo se percibirá en todo el mundo árabe el ataque iraní y la participación de Jordania y otros estados árabes en la defensa de Israel, especialmente a la luz de la pasividad e inacción de los gobiernos árabes ante la embestida de Israel en Gaza?
En todo el mundo árabe, sabemos que la gente está enfadada con Israel, EE.UU. y Occidente por su flagrante hipocresía respecto a cómo el derecho internacional y los derechos humanos fueron tirados completamente por la ventana en los últimos seis meses. Sin embargo, dependiendo del país, hay límites a lo que el pueblo puede expresar. En Jordania, hay protestas regulares contra lo que está sucediendo en Gaza; en Egipto, no pueden protestar porque serían encarcelados.
Al fin y al cabo, la represión es un método muy eficaz para mantener la calma en el país. ¿Por cuánto tiempo? No lo sé. Pero no creo que este atentado, o el papel que desempeñaron los jordanos y otros como los saudíes para frustrarlo, vaya a inclinar la balanza tras seis meses de devastación y genocidio plausible, y a hacer estallar de repente a la opinión pública. Ya han asimilado la conmoción y el trauma de Gaza, y han asimilado el hecho de que sus regímenes son cómplices en el mantenimiento de este horrible statu quo. Esto no va a ser diferente.
Creo que, en el caso de Jordania, las autoridades podrán decir que el ataque violó el espacio aéreo jordano y que tenían que responder, independientemente de quién estuviera implicado. Esa podría ser una forma de hacerlo más digerible a nivel nacional. En cuanto a los saudíes, es obvio que no hay ninguna simpatía entre ellos y el régimen iraní. La población de Arabia Saudita es consciente de la amenaza que supone Irán, por lo que creo que el gobierno podría presentar un argumento similar.
En ambos casos, la narrativa será diferente de lo que se comenta aquí en Washington y tal vez en Israel, que es que “los amigos árabes de Israel” dieron un paso al frente y cubrieron las espaldas de Israel. Los jordanos y los saudíes no van a darle ese giro, pero pueden darle otro: que existe una amenaza iraní en la región.
¿Cuáles son los factores que determinarán la respuesta de Israel?
Hay facciones enfrentadas dentro de Israel. Está el ala extremista kahanista de la coalición; está el propio Netanyahu, con su necesidad personal de mantenerse en el poder (y una guerra regional más amplia podría servir a ese propósito si puede controlarse); está el estamento militar, que podría oponerse a que Israel vaya más lejos en su respuesta; y está la opinión pública, y la cuestión de hasta qué punto el pueblo israelí exige una mayor respuesta de represalia. Otro factor serán los Estados Unidos, que tendrán una enorme influencia en el curso de acción de Israel en los próximos días y semanas. Israel puede optar por no responder inmediatamente, sino más adelante.
¿Qué estará pensando el gobierno de Biden ahora que se ha convertido en un participante más activo en la guerra, a pesar de la bien documentada frustración de Biden con la forma en que Israel está luchando en Gaza?
Imagino que la idea es principalmente evitar que esto se convierta en una guerra abierta directa entre Israel e Irán. Ese es el escenario de pesadilla que Estados Unidos ha estado intentando evitar durante los últimos seis meses, así como el escenario de la apertura de un frente mucho mayor en el norte con Hezbolá.
Ambas posibilidades son ahora mucho mayores que hace 48 horas [recuérdese que la entrevista se realizó y publicó el 15 de abril, dos días después del ataque iraní]. Esto hará más urgente que la administración Biden intente cerrar un acuerdo de alto el fuego lo antes posible. Mientras tanto, Biden procura convencer a Israel de que no responda directamente, al menos en territorio iraní.
¿Podría Biden imponer una mayor presión para evitar una respuesta agresiva de Israel, por ejemplo, aprovechando la ayuda militar?
Ha habido un argumento creciente en Washington, especialmente en el ala izquierda del Partido Demócrata, de que el apoyo militar estadounidense a Israel necesita ser condicionado o apalancado. Ese argumento se ha visto afectado tras el ataque de Irán. La gente dice ahora: no es el momento, Israel necesita toda la ayuda que pueda conseguir, así que creo que eso es aún menos probable ahora que antes. Pero para la administración Biden, y para el presidente Biden personalmente, la retención de armas nunca estuvo sobre la mesa. Consideran que las armas para Israel son sacrosantas e intocables, y más aún tras el ataque de Irán.
En cambio, será como todo lo demás que EE.UU. ha intentado transmitir a Israel: los israelíes lo verán como una recomendación, pero, al fin y al cabo, harán lo que tengan que hacer; y los estadounidenses se adaptarán en consecuencia.
Lo hemos visto desde el principio. Los estadounidenses han intentado disuadir a Israel de emprender una invasión terrestre. Han intentado convencerles de que permitan más ayuda humanitaria. Han intentado que sus ataques sean más selectivos contra Hamás y no contra civiles e infraestructuras civiles. Y los estadounidenses han sido ignorados en todo momento.
No hay razón para suponer que EE.UU. será más contundente esta vez. La forma en que los EE.UU. han abordado esta cuestión ha sido decir: preferiríamos que no lo hicieran, pero no pasa nada si lo hacen. Creo que esta vez no será diferente.
Se dispararon misiles desde Irán, Irak, Siria, Yemen y Líbano. En el otro bando, Jordania ayudó a derribarlos, mientras que Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos al parecer compartieron información de inteligencia sobre el ataque con Israel. ¿Qué significa todo esto para la estabilidad de la región en su conjunto?
Existe un riesgo real de que se desencadene una gran guerra regional, y esa posibilidad es más probable cada día que pasa sin un alto el fuego. Todo esto era previsible. Todo el mundo entendía que, cuanto más durara [la operación militar de Israel en Gaza], más actores de la región se involucrarían. Y ahora mismo estamos a las puertas de una gran explosión regional.
¿Prevalecerá la cabeza fría y eso permitirá que las cosas se calmen y avancen hacia un alto el fuego? ¿O la gente calculará mal y decidirá que está justificada una nueva escalada, desencadenando algún tipo de reacción en cadena? Todo lo que sabemos es que la región se vuelve más inestable cada día que pasa, sin un alto el fuego.
¿Cómo afectará esta escalada a la guerra en Gaza y al frente norte con Hezbolá en el Líbano?
Este es el gran temor. Creo que existe una posibilidad real de que, a cambio de que Israel baje la tensión con Irán, los EE.UU. den a Israel más libertad de acción en Gaza, concretamente en lo que se refiere a Rafah. Sabemos que Netanyahu y su gabinete de guerra han estado exigiendo con impaciencia que se les permita entrar en Rafah y hacer lo que han hecho en la ciudad de Gaza y en Jan Yunis. Quieren repetir ese tipo de destrucción, y EE.UU. y la comunidad internacional les han dicho que esa es una línea roja. Esa línea roja podría borrarse ahora, si es la única manera de que los EE.UU. convenzan a Israel de que baje la tensión con Irán.
Se trata de una posibilidad concebible porque el cálculo que hizo la administración Biden fue básicamente que, mientras los costos [de la guerra] los asuman principalmente los palestinos, entonces es aceptable. En el momento en que los costos aumenten más allá de Gaza y los palestinos –un frente con Hezbolá, o con Irán o Siria, u otros actores– entonces se vuelve más peligroso. Pero en realidad no tienen ningún problema con que los costos los asuman los palestinos.
En cuanto al frente norte, depende de cómo responda Israel. Creo que, por el momento, dado que los iraníes han indicado que han terminado con este ataque y que no buscan más escalada, Hezbolá, por supuesto, se atendrá a ello: no van a actuar en contra de los intereses iraníes. Si Israel va por más, entonces sí, es posible que Hezbolá se vea arrastrado a una guerra más amplia y a ampliar ese frente.
¿Cómo verán esta escalada Egipto y Catar, los dos principales intermediarios árabes que promueven un alto el fuego en Gaza?
Creo que genera una urgencia mucho mayor por parte de todas las partes implicadas en las negociaciones (incluido EE.UU., pero especialmente los cataríes y egipcios, que están implicados más directamente) para alcanzar un acuerdo de alto el fuego lo antes posible, y para intensificar sus esfuerzos. Espero que este sea el mensaje que se está recibiendo: que esto podría escalar aún más en cualquier momento, por lo que necesitamos desesperadamente ponerle fin.