Detalle de Avance otoñal, de Juan Carlos Lasser.
Una breve aclaración editorial: quienes hacemos Kalewche siempre hemos entendido, en concordancia con lo que piensan muchos camaradas (aunque no todos), que el socialismo libertario o antiautoritario incluye al anarquismo de izquierda en sus distintas expresiones (ácratas colectivistas, anarcocomunistas, mutualistas, anarcosindicalistas, etc.), pero que no se reduce a él. Existe también –como bien hizo notar Daniel Guérin– un “marxismo libertario”, en el sentido amplio de este adjetivo (luxemburguistas y consejistas, principalmente), amén del autonomismo y otras corrientes. Federico Mare y Horacio Tarcus, los autores mencionados en el texto de Fernando De Leonardis, no afirmaron ni creen que Emancipación Obrera fuese una agrupación anarquista, aunque sí identificable, por sus ideas y praxis, con la tradición del socialismo libertario, independientemente de que EO no usara esa etiqueta.
En el artículo “Izquierdas y Malvinas” de Federico Mare, publicado en Kalewche el 2 de abril de 2023, se menciona al grupo Emancipación Obrera. Allí se lee: “Dentro de Argentina, desde la clandestinidad, la agrupación socialista libertaria Emancipación Obrera distribuyó panfletos abiertamente contrarios a la cruzada malvinense, que amalgamaban el antimilitarismo con el antinacionalismo, dos tradiciones muy caras al anarquismo rioplatense desde sus orígenes a fines del siglo XIX (todo lo cual, por supuesto, no excluía el antiimperialismo)”.1 Mare indica que “la mayoría de los datos históricos” fueron tomados del artículo de Horacio Tarcus “Los dilemas de la izquierda en la Guerra de Malvinas”, publicado en el diario Página/12 el lunes 2 de abril de 2007. Tarcus afirma: “Dentro del país, el grupo libertario Emancipación Obrera sostuvo, a través de volantes y folletos, una posición antibélica y antinacionalista”. En esta breve nota expondremos por qué Emancipación Obrera no habría sido un grupo “libertario”, además de aprovechar la ocasión para situar su trayectoria política.
Como señaló Tarcus en el mencionado texto, “las voces disidentes fueron pocas” en Argentina entre abril y junio de 1982. Y una de ellas fue la de Emancipación Obrera, que con argumentos comunistas denunció la aventura austral de la dictadura militar argentina.
El primer texto de Emancipación Obrera en torno a la guerra de Malvinas se llamó “Nuestro desacuerdo con lo que se ha hecho y se está haciendo con las Malvinas”. Publicado durante la tercera semana de abril de 1982, fue firmado por “Comisión por un nuevo mundo”: para evitar represalias del Estado, el grupo de personas que luego de la guerra comenzará a ser conocido públicamente como Emancipación Obrera, rubricó el artículo con otro nombre. Los sucesivos textos acerca del conflicto austral fueron firmados con ese y otros nombres. Regresada la democracia, el grupo suscribirá sus posiciones políticas como “Emancipación Obrera” (aunque terminada la guerra, en 1982, rubricará un llamamiento como “Grupo Emancipación”). Entre 1984 y 1992, Emancipación Obrera publicó 31 números de un boletín homónimo (una hoja de dos carillas) de aparición irregular. También publicó dos números de una revista teórica llamada Rearme.
Respecto de la filiación ideológica del grupo, si por “libertario” (así etiquetado en el referido artículo de Tarcus) se entiende la inserción en el amplio campo de la praxis e ideas anarquistas, tendemos a creer que no lo era. Sí nos inclinamos a situarlo confusamente en el terreno de la llamada “izquierda comunista”2. Aun así, Emancipación Obrera no se reclamaba explícitamente de la “izquierda comunista” (al menos no se lee dicha adscripción ideológica en los textos publicados alrededor de Malvinas en 1982, ni en los números de su boletín, ni en el número 1 de Rearme del año 1992 –no pudimos acceder para su lectura al nro. 2–, ni en otras publicaciones). Citas de escritos de Marx y la mención a la “revolución de octubre, aplastada luego por la contrarrevolución” son frecuentes en sus escritos, lo que en una mirada veloz no lo diferenciaría, por ejemplo, de una corriente trotskista. Sin embargo, lo que permitiría situarla dentro de la “izquierda comunista” es su crítica al sindicato, por caso, al que Emancipación Obrera caracteriza no como instrumento de lxs trabajadorxs sino del Estado, del capital3. La constante apelación a no ser representadxs por nadie y a la revocación de los mandatos (de asamblea, por ejemplo) también los acercaría a la veta “consejista” de la “izquierda comunista”. Se destacan también por denunciar “la opción burguesa de fascismo-antifascismo”, asunto en el que coincidían vastos sectores de las izquierdas italiana y germano-holandesa. De las ideas de Bernstein, Kautsky, Plejánov, Stalin, Trotsky, Bujarin, Zinoviev y Mao Tsé-Tung, Emancipación Obrera opinaba que habían transformado la “pistola Laser en una pistola lanza aguas para carnaval”, siendo la pistola láser la cristalización de las “teorías” de Marx. Pero, reafirmamos, no hemos encontrado textos donde Emancipación Obrera se haya reclamado abiertamente de la “izquierda comunista”.
Y aunque Emancipación Obrera no se reclamara de la “izquierda comunista”, sus interlocutores internacionales sí lo situaban en ese arco político. Así, por medio de Alarma, prensa del grupo Fomento Obrero Revolucionario (FOR) que integraba Grandizo Munis, nos enteramos que Emancipación Obrera era caracterizada como uno de los grupos “más débiles ideológicamente del mal llamado ‘medio’” y que estuvo “en el origen” de una “lucha interna y destructora que duró seis meses aproximadamente” que “paralizó casi totalmente” la actividad de la sección francesa de FOR; el resultado fue que una “minoría” de militantes que había hecho “apología” del “grupo argentino ‘Emancipación Obrera’” decidió “romper con FOR” en marzo de 19884. Al mismo tiempo, la Corriente Comunista Internacional (CCI) –que aún hoy “se reivindica de los aportes sucesivos de la Liga de los Comunistas de Marx y Engels (1847-52), de las tres Internacionales (la Asociación Internacional de los Trabajadores, 1864-72, la Internacional Socialista, 1884-1914, la Internacional Comunista, 1919-28), de las Fracciones de Izquierda que se fueron separando en los años 1920-30 de la Tercera Internacional (la Internacional Comunista) en su proceso de degeneración, y más particularmente de las Izquierdas alemana, holandesa e italiana”–5 publicó una “Propuesta internacional a los partidarios de la revolución mundial” redactada en “Uruguay, Febrero de 1986” por los grupos Emancipación Obrera (EO) y Militancia Clasista Revolucionaria (MCR)6. Por último, el Grupo Comunista Internacionalista (GCI), conjunto escindido de la CCI en 1979, mantuvo lazos fraternales (y de manera presencial, a diferencia de FOR y CCI) con Emancipación Obrera: el GCI, junto con MCR –el GCI integraba MCR: ver al final la nota 12– y EO, redactó la mencionada “Propuesta internacional a los partidarios de la revolución mundial” que fue publicada en octubre de 1986 en la revista Comunismo, nro. 237.
Sobre los orígenes de Emancipación Obrera, ya hemos mencionado que, terminada la guerra de Malvinas, se constituye como grupo político público (no clandestino); y una “Carta abierta al encuentro por la soberanía de los pueblos” (dirigida al “Encuentro de los Pueblos” realizado en Centroamérica en 1982), fue firmada como “Grupo Emancipación”. Así, pues, antes de junio de 1982, el grupo no era conocido públicamente como “Emancipación Obrera”; y sabemos que hacia el final del segundo semestre de 1984 comenzaron a firmar de manera homónima un boletín. En este sentido, en 1986 la CCI afirmaba que Emancipación Obrera “es un grupo que surgió tras la guerra de las Malvinas. No enlaza con ninguna organización existente. Se constituyó poco a poco durante los terribles años 70 en Argentina”8. Sin embargo, en una nota fechada el 31/5/12 (“Una experiencia de la que sacar lecciones: el grupo Emancipación Obrera en Argentina”), la misma CCI publica un “balance realizado por un compañero que participó de la experiencia del grupo Emancipación Obrera en Argentina”. Allí se lee: “La CCI sitúa el inicio de la historia de EO [Emancipación Obrera]9 luego de la guerra de Malvinas. No fue así. Su historia empieza con la lucha de una minoría muy reducida de estudiantes universitarios contra el gobierno militar de Onganía, en 1968, cuando la mayoría de la población veía con buenos ojos el golpe de Estado de 1966 y los partidos (disueltos) y sindicatos le daban apoyatura”. Más adelante, sin que se mencione agrupación alguna (¿no tuvo nombre –público o no– la “minoría muy reducida de estudiantes universitarios”?), se lee: “Y el 29 de mayo en Córdoba se da la gran lucha obrera-estudiantil conocida como ‘el cordobazo’. Luego, en septiembre, vendría algo similar en Rosario, conocido como ‘el rosariazo’, y finalmente al año siguiente, en Córdoba nuevamente, ‘el vivorazo’. […]. Producto de aquella convicción y del clima de radicalización que comienza a llegar también a la clase obrera, se funda un grupo político ya no estudiantil, sino orientado a la tarea en las fábricas: Mesa de Trabajo por la Emancipación Obrera”. Luego de hacer un breve racconto de los años 1972-1976 (dictadura militar, Perón electo democráticamente, represión peronista vía AAA, golpe militar encabezado por Jorge Rafael Videla), el exmilitante continúa su narración: “En el caso nuestro, muchos seguíamos con las mismas ideas pero ni posibilidad había de sacar un volante, no por la represión, pues todos los volantes, documentos y revistas siempre los hicimos nosotros, clandestinamente, pues nacimos bajo dictadura militar y represión, incluso fabricábamos partes de mimeógrafos manuales en las mismas fábricas que trabajábamos, de manera tal que cada grupo pudiera tener un medio de expresarse y no tener algo centralizado que era peligroso. No se pueden sacar más volantes porque nadie quiere leerlos, tienen miedo de tener un papel en la mano que hable de política, salvo, claro, la política de apoyo al régimen. Así que a las pocas semanas del golpe militar del 76 dejamos de militar, pero varios estábamos, esperando ver qué hacer. Y ese qué hacer vino con el mundial de fútbol de 1978, donde mucha gente se indigna por el uso que se le da, ya por otro lado empezaba a tomar estado público el tema de las desapariciones, las represiones, etc., y por supuesto la impunidad patronal respecto de sus trabajadores. Aún nadie quiere agarrar un volante político, así que decidimos hacer una revista de lucha ‘cultural’, de hablar de distintos temas metafóricamente, se llamaron ‘Cuadernos para Pensar y Actuar’, ni fecha de salida le poníamos, para que no se pudiera rastrear su origen. Y así estuvimos varios años, de 1978 a 198310, sacando periódicamente los cuadernos, hasta que llegó la toma de las Malvinas, donde lamentablemente la mayoría de la población apoyó, especialmente por el apoyo dado por la izquierda al gobierno militar. Pero nosotros no podíamos quedarnos sin decir nada, así que empezamos a activar contra la guerra, aun cuando nadie creía que habría guerra, impulsando la derrota de nuestra propia clase dominante incluso de existir una guerra. Sacamos volantes, nos peleábamos con medio mundo, incluso con nuestras familias. Y finalmente hubo guerra y bueno, seguimos con lo mismo, siendo acusados de antipatriotas, traidores (lo que era un orgullo para nosotros, pero también motivo para tener cuidado pues durante la guerra la traición a la patria se castiga con el fusilamiento, en juicio sumarísimo). La derrota del gobierno militar abre una nueva posibilidad. El gobierno militar entra en crisis. La salida democrática es inminente. Había nuevamente que plantear ‘ni golpe ni elección, revolución social’. Y allí decidimos empezar a firmar de nuevo con un nombre los volantes (durante la guerra poníamos nombres ambiguos, para que no se nos rastreara), y en el momento de elegir la firma suprimimos lo de Mesa de Trabajo y directamente nos pasamos a llamar ‘Emancipación Obrera’”11. Así, podríamos aseverar que el grupo comenzó a llamarse “Emancipación Obrera” luego de terminada la guerra de Malvinas, durante la presidencia de Reynaldo Bignone, en la etapa final de la última dictadura militar argentina (1° de julio de 1982 – 10 de diciembre de 1983).
Sobre la trayectoria de Emancipación Obrera (e incluso de Militancia Clasista Revolucionaria, grupo presente en Argentina y Uruguay con el que EO mantuvo lazos fraternales durante un breve lapso: ver notas 6 y 12), las pistas y querellas se abren cual abanico… El exintegrante de EO señala en “Una experiencia de la que sacar lecciones: el grupo Emancipación Obrera en Argentina”: “supongo que por 1997, ante algunas situaciones personales de algunos de los militantes más activos, incluyendo alguna muerte, dejamos de sacar el periódico y a partir de allí el grupo se desmiembra, no porque fuera absorbido por alguna de las distintas tendencias que se mencionan en algún comentario, que nunca tuvieron ningún peso en Argentina, ni por otros grupos del medio, sometidos al capital. Simplemente sin darnos casi cuenta (o mejor dicho sin hablarlo, pues darnos cuenta nos dábamos) dejamos, sin abandonar las ideas, esperando tal vez un momento mejor, o tener más fuerzas. Cansancio, agobio, falta de fuerzas personales. El festival de la democracia nos llevaba a la emboscada final. Y sin sentir [ánimo] de poder hacer algo para evitarlo. […] Para ir terminando con este comentario, respecto de MCR [Militancia Clasista Revolucionaria], que figura en la propuesta [ver “Propuesta internacional a los partidarios de la revolución mundial”], es un grupo que se forma por ese entonces creo que con algunos simpatizantes de GCI [Grupo Comunista Internacionalista], que están marcados más que por Argentina por Uruguay y que nos conocemos de casualidad, también gracias a un exiliado de un país nórdico, y hacemos juntos un material sobre las tareas del proletariado en Uruguay (en forma de librito), algún que otro volante y la propuesta internacional, pero no puedo decirles qué ha sido de ellos, pues ya antes de [que] dejáramos de sacar nuestro periódico no teníamos relaciones por diferencias que tuvimos con el GCI”12.
Fernando De Leonardis
NOTAS
1 El artículo ya había sido publicado como capítulo (“Izquierdas y Malvinas”) en AA.VV., Si quieren venir que vengan. Malvinas, genealogías, guerra, izquierdas, Bs. As., Red Editorial, 2022.
2 Grosso modo, la “izquierda comunista” abreva de las ideas de Marx y de la praxis de las izquierdas italiana (Bordiga, “bordiguismo”, Damen, grupo Prometeo, revista Bilan, etc.) y germano-holandesa (comunismo de consejos o “consejismo”: Rühle, Pannekoek, Gorter, etc.). Para lxs aficionadxs a la historia de las ideas comunistas del siglo XX y de las corrientes ideológicas y grupos políticos reunidos en torno a ellas, diremos que por izquierda comunista se conoce a los grupos que, en un proceso voluntario (y al mismo tiempo coercitivo), tempranamente se alejaron (y/o fueron alejados) de la III Internacional. Decimos “voluntario” y al mismo tiempo “coercitivo” porque las maniobras burocráticas del PCUS (Partido Comunista de la URSS) –la camarilla leninista que orientaba la III Internacional– a menudo consistían en la combinación de tácticas de «zanahoria» y «garrote». Así, por ejemplo, la III Internacional aceptó que el KAPD alemán participara del II Congreso (1920) de dicha organización internacional… ¡y en ese encuentro exigió al KAPD que se fusionara con el KPD (fusión que no fue aceptada por el KAPD)! El ejemplo anterior muestra, de paso, el aspecto coercitivo del accionar leninista (en este caso hacia el KAPD), y también el aspecto voluntario de disposición crítica (o no obediente) de los grupos de oposición al interior de la Internacional Comunista dominada por el leninismo: Rühle (y su firma individual expresaba las ideas de un conjunto de camaradas) enseguida se desmarcó (léase su texto “La revolución no es un asunto de partido”), y Gorter (y su firma individual expresaba la posición de la mayoría del KAPD) escribió una “carta de respuesta” a los dichos del “camarada Lenin” que éste había vertido en el libelo “El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo”. El panfleto de Lenin apuntó contra casi toda la oposición comunista al interior de la Internacional (particularmente contra los grupos de Alemania, Holanda e Italia), de ahí que, gracias a Lenin y/o los grupos opuestos a la táctica y estrategia del Kremlin, dicha oposición comenzó a ser conocida como “izquierda comunista”. Dentro de dicha izquierda comunista hay que situar a otros grupos (de Francia, Bélgica, Inglaterra, etc.), incluso al “Grupo Obrero” (referenciado en Miasnikov) ilegalizado por el Estado soviético, entonces comandado por la camarilla leninista. Esta “izquierda comunista” no debe confundirse con la “oposición de izquierda internacional” que orbitó –aunque no exclusivamente– alrededor de Trotsky. Cuando Trotsky y sus seguidores comienzan el proceso de reagrupamiento mundial que terminaría en la fundación de la IV Internacional (a grandes rasgos, entre los años 1932 y 1938), no fue convocada la autodenominada “Fracción Italiana de la Izquierda Comunista Internacional” en el exilio, que animaba círculos comunistas en Francia y Bélgica por medio de las revistas Prometeo (de ahí que a la fracción se la conociera como “Grupo Prometeo”) y Bilan; y no fue el único grupo de la llamada “izquierda comunista” que fue excluido de las “conferencias” organizadas por lxs partidarixs de Trotsky durante la década del 30.
Si bien las izquierdas germano-holandesa e italiana no cruzaron voluntariamente sus caminos (en 1926 Bordiga declinó la invitación de Korsch a iniciar un proceso de acercamiento entre las izquierdas comunistas –particularmente la italiana y la germano-holandesa–: “no creo que podamos hacer nada en el plano organizativo”, concluyó el italiano en su respuesta fechada el 28/10/1926 en Nápoles) y esto promovió la proliferación de capillas “consejistas” y “bordiguistas” (que en su mayoría no podían verse entre sí), el desarrollo posterior conformó un “comunismo de izquierda” que abrevaba de las ideas y praxis del conjunto de la “izquierda comunista”… ¡y también emergieron grupos que se reclaman de la “izquierda comunista”, pero no del “comunismo de izquierda”! Así, por ejemplo, dentro de la izquierda comunista italiana, el grupo en torno a Damen, que en 1952 rompió con el Partido Comunista Internacional (PCI) y pasó a llamarse Battaglia Comunista (por el periódico homónimo), reflejaba una ruptura con concepciones hasta entonces defendidas por el denominado “bordiguismo”; y, a la vez, reivindicaba el mismo origen y la misma tradición política de la “izquierda comunista italiana” y coincidía con el PCI en la crítica al accionar del trotskismo, etc. (y también –en la actualidad– rechaza que se lo inserte dentro del llamado “comunismo de izquierda”). Sin embargo, de la tradición de izquierda “bordiguista” emergió entre 1966 y 1968 el grupo Invariance (por la revista homónima) articulado alrededor de Jacques Camatte, que se desprendió del PCI y cuya acción teórica echó raíces entre quienes se reclaman de la corriente de la “comunización” (para lxs interesadxs en la comunización, el comunismo de consejos y las ideas de Camatte y del grupo Invariance recomendamos la lectura de “Comunización y teoría de la forma-valor”, texto alojado en el sitio del grupo Endnotes). Lo mismo podría decirse de la izquierda comunista holando-alemana: el papel de los “consejos obreros” (teorizado profundamente por Pannekoek), ¿anulaba el papel orientador –y hasta director– del “partido”?; el énfasis en el exclusivo rol de los consejos obreros terminó creando una corriente “consejista” que se reclamaba de la “izquierda comunista”, pero contemporáneamente existían corrientes “comunistas de consejo” que abrevaban de la misma tradición, y también corrientes consejistas que se referenciaban en el anarquismo y no en el marxismo de Pannekoek, por caso; etc.
En síntesis, el llamado “comunismo de izquierda” se nutre de las ideas y praxis de la izquierda comunista –y algunas corrientes “comunizadoras” hicieron el esfuerzo teórico de unir las tradiciones italiana y germano-holandesa de dicha izquierda–, pero, historia mediante, se fueron reconfigurando esas ideas (junto con otras, fruto de las experiencias de la lucha de clases acumuladas a lo largo de sucesivas décadas) que terminaron cohesionando grupos y tendencias que, en la actualidad (y antes también), se reclaman cercanas al “consejismo” (más influenciadas por la praxis teórica de la izquierda holando-alemana) o al “bordiguismo” (más influenciadas por la praxis teórica de la izquierda italiana, sobre todo la desarrollada en el exilio francés y belga).
Esta suerte de historización de la izquierda comunista y del comunismo de izquierda debe ser tomado por lo que es: un esquema, una rígida presentación ajustada al espacio de una nota a pie de página. No hay ninguna “determinación” en el sentido de que “A (izquierda bordiguista) + B (izquierda consejista) = C (comunismo de izquierda)”. Las corrientes ideológicas son movimientos vivos, construidos por personas que portan historias políticas disímiles insertas en distintas dinámicas de la lucha de clases, etc. (no importa si algún observador, activista o no, considera que determinado grupo –o todos– que se reclama de la izquierda comunista o del comunismo de izquierda es una “secta” o un “grupito que vegeta en discusiones interminables”, o bien todo lo contrario). Así, por caso, Informations et correspondances ouvrières (ICO), el grupo alrededor de Claude Lefort que nació de una ruptura con Socialisme ou Barbarie, fue “consejista”; sin embargo, la trayectoria político-ideológica de Lefort y otrxs de su grupo estaba más ligada al trotskismo que a la “izquierda holando-alemana”. Etcétera.
3 En un llamamiento internacional de febrero de 1986 al que se hará referencia más adelante, se lee que el mismo está dirigido a “quienes no se proponen ‘recuperar’ o ‘reconquistar’ los sindicatos”. Por el contrario, los caracterizan como “instrumentos e instituciones de la burguesía y de su Estado. Por ello no pueden, de ningún modo, representar hasta el final los intereses inmediatos de la clase obrera y mucho menos los intereses históricos del proletariado. Tampoco son permeables, de modo alguno, a los intereses revolucionarios de la clase. (…) una de las tareas sobre ese terreno es llevar hasta el fondo la batalla contra la línea política de colaboración de clase sostenida por los sindicatos y contribuir a tornar irreversibles la ruptura entre la clase y los sindicatos” (textuales extraídos de “Propuesta internacional a los partidarios de la revolución mundial”, en Revista Internacional, nros. 46-47). En el folleto “Luchas obreras de la construcción en Neuquén” publicado por Emancipación Obrera (Memorias obreras, nro. 1, mayo de 1992), el sindicato es calificado como “agente de la burguesía”. Etcétera.
4 Alarma nro. 25, julio de 1988: “FOR informa”.
5 Folleto ¿Qué es la CCI? Posiciones básicas, s/f, bastardillas en el original.
6 Revista Internacional nro. 46-47, segundo semestre de 1986.
El llamamiento no se lee en ningún número del boletín Emancipación Obrera. Respecto del boletín, los números 5 (15/6/1985), 6 (26/8/1985), 7 (10/11/1985), 8 (20/1/1986) y 9 (6/4/1986) fueron publicados por “EMANCIPACIÓN OBRERA – MILITANCIA CLASISTA REVOLUCIONARIA”. En el nro. 5, al final del boletín, a pie de página, se lee “Esta hoja fue realizada por MILITANCIA CLASISTA REVOLUCIONARIA y EMANCIPACIÓN OBRERA” (letras mayúsculas y subrayadas en el original), pero en dicho número nada se dice sobre Militancia Clasista Revolucionaria, sobre el porqué de la publicación en conjunto, etc.; tampoco se dice nada en los siguientes números referidos. El boletín nro. 10 (21/7/1986) es firmado (al final del boletín, pie de página) como “EMANCIPACIÓN OBRERA”. Todos los números mencionados, así como el 4 y anteriores y el 11 y sucesivos, llevan el encabezado “EMANCIPACIÓN OBRERA”.
La convocatoria internacional no sólo recibió la respuesta de la CCI (“Respuesta de la CCI”, Revista Internacional nro. 46-47, segundo semestre de 1986) sino de FOR. Así, en 1987, las secciones francesa (Alarme) y española (Alarma) de FOR firmaron una respuesta en la que saludaban la propuesta, pero al mismo tiempo la veían impracticable: “sólo podemos hacer lo que K. Liebknecht dijo una vez: ‘golpeen juntos, caminen por separado’. No tiene sentido apresurarse, lo que es esencial es el resultado positivo que todos queremos. Incluso ‘golpear juntos’ se hace hoy en día por separado debido a las diferencias en la forma de golpear”. La respuesta revela, de paso, que FOR no conocía al grupo argentino: “Por cierto, les hemos enviado una primera selección de nuestro material en español. Cuando lo reciban, hágannoslo saber pronto. Si ustedes tienen publicaciones, nos gustaría tenerlas, la única manera de conocerles mejor por el momento, ya que es difícil para nosotros llegar tan lejos”. También muestra no sólo la orfandad (o más bien ausencia de hermandad) internacional de Emancipación Obrera sino el aislamiento nacional vivenciado durante la llamada “primavera alfonsinista”: “P.D. Sabemos que tuvieron problemas con los trotskistas argentinos. Aparte de la denuncia que podemos hacer frente a tal acción, la mejor solidaridad práctica (dada la distancia que nos separa) sigue siendo la de decirles que los revolucionarios tienen los mismos problemas en todas partes. El equilibrio de poder les es favorable por el momento. Contribuimos y contribuiremos a que sea diferente, los denunciamos y denunciaremos sin pausa”. Sobre este incidente, el Grupo Comunista Internacionalista (GCI) señala que fueron militantes de Militancia Clasista Revolucionaria (MCR) los “atacados físicamente por los trotskistas del MAS [Movimiento al Socialismo] argentino” y que la respuesta al ataque fue dada “oficialmente” por Emancipación Obrera (EO) “en nombre de MCR y EO” (cfr. Comunismo, nro. 64, diciembre de 2014, órgano del GCI; inserciones entre corchetes nuestras). En ese mismo número de Comunismo, el GCI se refiere a la ruptura al interior de FOR con relación a EO.
7 FOR, CCI y GCI se reclamaban de la “izquierda comunista”, arco político que excluía (y aún excluye) no sólo al trotskismo sino al anarquismo, al maoísmo, etcétera.
8 “Propuesta internacional a los partidarios de la revolución mundial”, en Revista Internacional nro. 46-47.
9 Inserciones entre corchetes nuestras.
10 Aunque se lee “1983”, debe leerse “1982”.
11 De manera vaga, en la nota el exintegrante de Emancipación Obrera se refiere a una ruptura de FOR (ver “FOR informa” en Alarma, nro. 25): “recuerdo que en Europa nos habían acusado, no recuerdo quiénes, de haber influido para provocarles una fractura de ellos”.
12 Inserciones entre corchetes nuestras.
En el número 19 (junio de 1985) de Comunismo, revista del GCI, se lee que “Militancia Clasista Revolucionaria se constituye a mediados de 1984, en base a compañeros de diferentes orígenes, afirmando en su plataforma de constitución la lucha por la autonomía del proletariado, contra todas las fracciones del capital, contra el electoralismo, el sindicalismo…, y llamando al internacionalismo contra el nacionalismo”. Y aquí el relato del exintegrante de EO pareciera coincidir parcialmente con la narración del GCI: “MCR no fue concebida como una organización monolítica sino más bien como una tendencia que reconoce en su interior diferentes posiciones como la de nuestro grupo (desde el origen hubo acuerdos en difundir, hacer conocer ‘Comunismo’ en Argentina y Uruguay, así como otros materiales del GCI)” (ver Comunismo nro. 19). En Comunismo nro. 23 (octubre de 1986) se publica el “Texto íntegro de la propuesta acordada en la reunión de febrero de 1986 en el Uruguay por compañeros del GCI, Militancia Clasista Revolucionaria y Emancipación Obrera”, ya mencionado. En Comunismo nro. 64 (diciembre de 2014), el GCI explicita el origen de MCR. Según el GCI, “MCR fue un espacio político de militancia clasista revolucionaria, como lo indica su propio nombre, que se fue determinando en un conjunto de rupturas sucesivas; primero contra el populismo y los partidos stalinistas, por último contra el trotskismo radical. El proceso de agrupamiento de esos militantes se fue dando por el rechazo a un conjunto de posiciones (amnistía para los presos, jueces civiles, liberación nacional…) y el enarbolamiento de otras posiciones (sólo el proletariado y la lucha revolucionaria puede constituir una alternativa a los juicios civiles o militares, lucha por los presos por luchar y rechazo de la amnistía, internacionalismo proletario…). Pero como siempre lo dijimos, en esa estructura, que se desarrolló principalmente pero no exclusivamente en Buenos Aires, con compañeros proletarios de diferentes orígenes geográficos (el componente exilio y lucha contra el exilio institucionalizado y todas sus banderas fue importante), existían diferentes posiciones y hasta grupos políticos más o menos constituidos. Si bien no es importante hoy entrar en un detalle de los mismos, queremos señalar que al principio en «Militancia» existían el siguiente tipo de grupos:
—un grupo de desocupados –que era el numéricamente más importante– constituido en Argentina y Uruguay, definido explícitamente como ‘clasista y revolucionario’ pero apartidista;
—un grupo de militantes que se había constituido una decena de años antes como fracción de fracción de los Tupamaros uruguayos y en contraposición con los que pensaban que ‘en la región’ (¡no generalizaban esto al mundo, sino sólo a América Latina!), eran necesarias aún las tareas democrático-burguesas y que habían escrito documentos contra la ‘liberación nacional’, las reformas agrarias y el etapismo democrático;
—un grupo en ruptura reciente, y no absolutamente digerida, con el foquismo y el trotskismo y particularmente de la Junta de Coordinación Revolucionaria;
—un grupo en franca y total ruptura con el latinoamericanismo y con un avance interesante hacia posiciones comunistas que trabajaba más específicamente con nuestros militantes;
—nuestro grupo (Grupo Comunista Internacionalista)”.
Las querellas en torno a la deriva de EO (y colateralmente de MCR) en vinculación con los debates –por momentos nada fraternales– entre la CCI y el GCI son variadas y contradictorias. En el número 64 de Comunismo pueden seguirse algunas de estas querellas, obviamente desde la perspectiva del GCI.