Ilustración: May Our Angels Watch Over Us (2023), de Miri Shihadeh. Fuente: https://themarkaz.org
El 7 de octubre, al cumplirse un año de la operación Diluvio de Al-Aqsa (que Israel usó como pretexto para desencadenar un infierno genocida en Gaza), la periodista australiana Caitlin Johnstone publicó en su blog un texto alusivo, intitulado “On This Day In Particular”. Prosa concisa, contundente y contestataria, como siempre en ella (sus tres «con» características). Lo suyo no es el análisis reposado y exhaustivo, sino la denuncia urgente que va al hueso, con una simplicidad que no excluye la perspicacia y la elocuencia. El periodismo de denuncia a veces resulta imprescindible, ineludible.
La traducción del inglés es nuestra. Las aclaraciones entre corchetes también.
En este día en particular, me gustaría expresar mis más profundas condolencias a las víctimas de la murderousness [violencia asesina] israelí del año pasado.
En este día en particular, quisiera lamentar los miles y miles de niños y niñas que han muerto por las balas y bombas –suministradas por Occidente– en Gaza, Cisjordania y Líbano durante los últimos doce meses.
En este día en particular, me gustaría expresar mis más sinceras condolencias a las madres y padres de Palestina que han tenido que enterrar a sus hijos, o pedazos de sus hijos, o montones de carne sin forma que les han dicho que eran sus hijos (si esas madres y padres todavía están vivos).
En este día en particular, me gustaría levantar mi corazón hacia las personas que están siendo objeto de limpieza étnica en el norte de Gaza en este mismo momento, y las personas en el sur del Líbano que están siendo objeto de masacres israelíes a diario.
Ojalá me atreviera a expresar simpatía por otros grupos en este día concreto, como los israelíes que murieron en el atentado de Hamás de hace un año. Pero creo que ya ha habido suficiente. De verdad.
La simpatía por Israel ha sido utilizada durante este último año para fabricar consentimiento respecto a la matanza de infinidad de seres humanos en el avance de usurpaciones de tierras y agendas militares que fueron planeadas mucho antes del 7 de octubre de 2023. La simpatía que Israel recibió tras el ataque de Hamás fue inmediatamente convertida en arma para el desarrollo de esas políticas, y ha sido convertida en arma cada día desde entonces.
Cuando alguien está usando un arma para hacer daño a la gente, una buena persona le quitará el arma y no le dará más armas. Esto se aplica a las armas físicas reales, como las que el imperio occidental ha estado vertiendo en la maquinaria de guerra israelí, y se aplica a la simpatía convertida en arma que los apologistas de Israel han estado utilizando para justificar sus atrocidades genocidas.
Expresar simpatía por Israel en este día concreto sería como expresar simpatía por una madre con síndrome de Münchhausen por poder que envenena a sus hijos para conseguir la simpatía y la atención de su comunidad. Esa simpatía –que normalmente sería una respuesta muy saludable a las muertes y traumas de otros– es en este caso el verdadero problema.
E incluso si no fuera así, Israel ya ha recibido más que suficiente simpatía. Es un hecho ampliamente documentado que la prensa occidental ha sido mucho más comprensiva con las víctimas israelíes del ataque de Hamás que con las víctimas de Israel en Gaza, a pesar de que el número de víctimas de las atrocidades israelíes es mucho mayor [más de 42 mil civiles muertos en la Palestina ocupada, sin contar los cadáveres NN y la mortandad indirecta, contra cerca de 800 colonos sionistas, cifra que no contempla los numerosos decesos por fuego amigo y directiva Aníbal]. Esta disparidad en la simpatía es tan amplia que sólo puede calificarse de mala praxis periodística, algo que nada más es posible por el hecho de que los árabes no son reconocidos plenamente como seres humanos bajo las reglas del imperio occidental.
Así que, en este día en particular, expresaré simpatía por las poblaciones a las que Israel ha infligido muchísimas más muertes y traumas de los que recibió hace un año, y sólo por esas poblaciones.
El ataque de Hamás fue la respuesta de un pueblo colonizado, desesperado, contra un ocupante opresor y tiránico, y se sabe que muchos de los israelíes que murieron ese día fueron asesinados por el propio ejército israelí y su bárbara “directiva Aníbal” de matar a su propio pueblo para evitar la toma de rehenes. No es necesario expresar ni una sola palabra de simpatía hacia Israel por esto, ni aquí ni en ningún otro lugar.
De modo que, en este día en particular, no expreso simpatía hacia Israel; de hecho, lo condeno.
Condeno el bombardeo de hospitales por parte de Israel. Condeno el asesinato de periodistas por parte de Israel. Condeno los ataques deliberados de Israel contra edificios civiles en los que se sabe que hay niños. Condeno el asesinato deliberado por parte de Israel de trabajadores humanitarios. Condeno el uso del hambre por parte de Israel como arma de guerra y exterminio. Condeno la violación y tortura sistemáticas de prisioneros palestinos por parte de Israel. Condeno la práctica israelí de asesinar a niños y otros no combatientes con francotiradores. Condeno la limpieza étnica de los territorios palestinos por parte de Israel.
Condeno a Israel por bombardear un orfanato en la ciudad de Gaza la semana pasada. Condeno a Israel por asesinar a la niña de cinco años Hind Rajab y a su familia, y por matar a los médicos que intentaron rescatarla. Condeno a Israel por atacar a sabiendas un convoy de World Kitchen y matar a siete trabajadores humanitarios. Condeno a Israel por asesinar a Refaat Alareer. Condeno a Israel por enterrar a un hombre muerto como un montón de basura, sin identificar y en paradero desconocido, como Dios sabe cuántos más. Condeno a Israel por el nacimiento del acrónimo WCNSF (Wounded Child, No Surviving Family) [«niño herido, familia no sobreviviente»] en las instalaciones médicas de Gaza. Condeno a Israel por hacerme aprender cómo son las entrañas de un niño muerto, y recordármelo cada maldito día durante el último año. Condeno a Israel por todas las muertes con tortura, sed, soledad y larga agonía de innumerables personas que fueron enterradas vivas bajo los escombros de Gaza.
En este día en particular, me solidarizo con las víctimas de las atrocidades israelíes, atrocidades que están siendo facilitadas por el imperio occidental que se extiende por todo el mundo donde vivo. Doy mi más sentido pésame a esas víctimas, y mis más sinceras disculpas por no haber hecho más para detener esta pesadilla.
Caitlin Johnstone