Fotografía: gentileza de Pola Escobar. Likan Rayen, Wallmapu, verano de 2025.
Nuestro público ya conoce a Sara Oportus. A fines del año pasado, publicamos su ensayo “¿Qué significa resistencia cultural hoy?”, donde la escritora e investigadora chilena nos hablaba del teatro en su país bajo la dictadura pinochetista (y antes también), entrecruzando la historia con la memoria, la interpelación política con la cavilación filosófica. Hoy compartimos dos poemas suyos: “Siempreviva” y “Flor de paja”. Son versos inéditos, de muy reciente composición. Fueron redactados en la ciudad de Coímbra, Portugal, durante los últimos días de enero. Agradecemos a Sara su colaboración.
Siempreviva
Qué es un hombre
te pregunto Maria.
Tú me llamas con todos tus nombres,
y si yo quisiera
pudiera seguirte en muchos otros
pudiera seguir tu rastro en mi frente
pudiera en mis otros caminos
y con mis pechos
la ráfaga que eres
tocada fuese.
Abiertos mis tépalos en soles
encandilar tu falso reflejo
con un calce de cal y de hierro.
Podría Maria ser tú
en pleno amarillo
o la ventana
por donde me miras
¿Qué es un nombre, Maria?
Si siento ojos y pies
y en mi cansancio,
veo los tuyos
y sigo,
traviesa por los vientos
te veo en todos los soles
pero en ninguna gruta.
En todas mis vías
y en todos tus nombres,
todos
menos el que no nombras.
Tu nombre es Maria
¿Con qué sal se escribe?
¿Con qué tierras?
¿Con qué tiza o qué azufre?
Y vas, Maria, indicas tus círculos.
Y yo sigo la rectitud de mi caracol.
Escucho el mar y junto conchitas
ya sabes dónde.
Yo observé cada regla puesta por mí misma.
Ya sabes, Tú.
Tú, triangulaste mis caminos, Maria.
Pisé sin tu permiso tus duros cristales.
No mordí de esas pieles
y descalza sin calces monté sobre las nubes
de las que fueron tus sombras.
Fue una noche y otra en plena luciérnaga
me fui de caballo hasta tu casa,
te sentí en mi rostro frío
creció mi pelo,
solté mis amarras y quemé el mástil
Y María tú sigues en cruz.
Impertérrita.
Impasible.
Y doliente cuando eres puro naciente.
Tú naces cada día en medio de mi sangre,
eres una florcita que veo al pasar
meces el mundo en tu regazo
tu áurico destello
nos llega hasta el oriente.
Machacas las uvas al atardecer
con tus pies hinchados
y tus rodillas flectadas
en el lugar más sencillo.
Maria,
hasta cuándo repites lo mismo de lo mismo?
María necesitamos.
Ven María, abuela y madre mía.
Ven llena de gloria y tierra fértil,
que las costuras no nos quemen ya
que los vestidos no nos ardan en el cuerpo.
Vivamos en mis pieles tiernas
Y cuidemos a Maria, la nueva
A Magdalena la pequeña, cuidemos,
A esa que nace,
Las que surgen y resurgen,
en cada pétalo que es
a media tarde de verano.
Yo quisiera María besarte un día
corola mía de rayos,
besar pistilos y estambres consagrados a ti,
como una hermana besa a su hermana,
para que le vaya bien un día.
Yo quisiera Maria
poner mi mano sobre la tuya
y sentirte en nosotras,
las personas que somos una María.
María, Madre y abuela, ancestral, negra y doliente
Maria, Madre de rostro pleno,
rostro de avena,
rostro de leche fresca,
rostro de pan virgen,
De trigo y simiente.
Ay, María de mis cantos.
Y déjame que te afine dulce.
Déjame que te sea yo.
Déjame que vueles por mis contornos
como mariposas volátiles.
Y seamos un nuevo día juntas.
Grácil ríes.
Liviana te siento.
Llovizna que corres, eres.
Ya no hay bastardos aquí.
Te digo en silencio.
Que no seré una bastarda contigo.
Que no seré una criminal más.
Siente mi corazón oscuro, María
Siente mi corazón suave y en medio
siente mis quehaceres, diarios y eternos.
María fuiste mi niña un día.
Y te sigo entre mis lentes.
María reapareces,
sigamos jugando.
A ser rosas, a ser suspiros y azucenas en la nieve.
A ser girasolas, de labios y de cuello.
Yo voy y mejor juego.
Yo voy y mejor beso.
Vamos y cantamos al aire
Mejor vamos, y danzamos en el horizonte.
Más allá de tus pliegues,
más allá de las faldas del cerro,
más allá de las cromátidas.
Y bailamos a la danza porque sí,
al azur blanco porque sí,
porque sí somos hoy,
y en nuestra sociedad compartida
de musicalidad, de todo color.
Y bailas Maria
que la niña María ya salió a bailar.
Baila y qué bailas,
y no habrá castigo a las ocho.
María ya no hay y confiemos.
El lobo ya no está.
Y no va al volver.
María graciosa eres.
Maria ingrata eres.
Yo te quisiera ver un día.
Contigo, toda tu luz de la tuya.
y toda la sombra que guardo
tras mi manto,
toda la sombra que engendras,
tras el trapo de lavar los pisos.
Me gustarías Maria,
Tú y la rabia de María contenida
tras el delantal grande que pones.
Me gustaría el este y el oeste en comunión,
y en a través de los azures y sus claritos,
sacar los huevos de esta mañana.
En el campo corremos,
y que vayamos juntas.
y no nos perdamos del ciprés ni de las olas.
Porque esta la comemos juntas.
Y el pan de esta cena.
María madre a penas.
dadora de dolor
que ya no hay, no hay,
que te fuiste hasta el fin,
que ya no fuiste porque eres.
Y eres hoy María.
Y eres un solo motivo en mí:
alegría y canción,
danza y color,
A la lejana y a la cercana.
Maria yo te regalo esta flor.
esta que también soy yo
Más allá de tus espejos.
Flor de paja
Desde que te solo vi.
Me siento, Maria.
Me siento así.
Y esto es así
porque te han tratado mal
porque te conocí antes de eso
porque te han manchado el vientre
porque tú solo buscaste ser buena,
y se burlaron de ti.
No eres tonta por ser María.
No eres tonta por desear el bien.
Por llevar tu cruz en silencio.
Y ser piadosa, María.
Tú no estás mal,
sí que están mal los otros.
Todos los otros que abusaron de tu nombre.
Todos los otros que se limpian en tu cuerpo.
Que se persignan clamando mentiras.
Esos son, María, los que violan.
Esos son, María, los que te hicieron la injusticia que cargas.
Pero María si quisieras,
sé de nuevo.
Es posible María.
Siempre hay otros caminos más allá de los visitados.
Siempre hay otros paisajes cuando termina la lluvia.
Siempre Maria, y siempre es siempre.
Y si no puedes hoy, será mañana,
o cuando puedas.
No te sientas obligada a nada.
Que lo que surge de ti
que sea de un corazón lindo,
de un corazón libre,
porque María
Cerdeña, te deseamos
Creta, y te deseamos,
todas las islas, te deseamos,
En la antigüedad, te deseamos.
Magnamente, te deseamos.
Y no queremos seguir viendo esto.
Esta escena que colgada está
desde el desastre de antaño.
Esta ahí, todavía.
María, queremos que tu vista ya no.
Que ya no, María
nos presente este escenario.
Que sea tu silencio solo.
Y hay silencios y silencios
lentamente muertos.
Y nosotras te queremos
así María.
Así te queremos en vida.
Siempre viva.
Siempre viva,
madre y maestra de todas,
de las olas, de las muertas,
pero de todas nuestras.
Personas vivas.
María, madre poderosa.
Eres.
Sara Oportus