Nota.— El jueves pasado, 1° de junio de 2023, en el Museo Carlos Alonso-Mansión Stoppel de la ciudad de Mendoza, Argentina, la escritora Patricia Rodón presentó su nuevo libro, Segunda luna. Antología personal, 1990-2022, publicado por la EDIUNC –la editorial de la Universidad Nacional de Cuyo– en el marco de su colección Literaturas. Se trata de un poemario seleccionado por la propia autora, que abarca, a lo largo de 150 páginas, un arco temporal de más de 30 años en su trayectoria como poetisa. Medio centenar de poemas, la mayoría extraídos de obras anteriores (en papel y en formato digital), pero también inéditos. La antología cuenta con ilustraciones de Sara Rosales y un pequeño ensayo de Victoria Barbero Aruani sobre la estética de esta dibujante, a modo de apéndice. Puede adquirirse un ejemplar en la página web de la EDIUNC.
Con permiso de Rodón, reproducimos aquí, en nuestra sección literaria Naglfar, seis de los poemas que integran su Segunda luna, con los apuntes que el poeta Juan López –coeditor del libro, junto a Javier Piccolo; además de director de la colección Literaturas– preparó para su alocución en la presentación, y que tuvo luego la gentileza de «pulir» para que los publicáramos como nota anexa. Agradecemos profundamente a Patricia y Juan por habernos autorizado a difundir sus escritos en nuestro semanario dominical Kalewche.
En la solapa delantera de la obra, puede leerse esta noticia biográfica sobre la autora: “Patricia Rodón (1961, Mendoza, Argentina) es poeta, periodista y docente en la Universidad Nacional de Cuyo, de donde egresó como licenciada en Letras de la Facultad de Filosofía y Letras. Desde 1985 se desempeñó en diversos medios de comunicación locales, diarios, revistas y radios, como editora y periodista. Integró el grupo parapoético Las Malas Lenguas (1989-1992), con el cual realizó incontables recitales y actos poéticos en Mendoza. Por sus poemas obtuvo numerosos premios provinciales y nacionales, y su obra ha merecido importantes estudios críticos académicos y la atención del periodismo cultural argentino. Su labor profesional ha sido distinguida por universidades e instituciones provinciales y nacionales. Sus poemas han sido reunidos en antologías de Mendoza, Buenos Aires, Chile, México, España, Estados Unidos, Canadá, Francia y Reino Unido. Ha publicado en formato papel los libros Tango Rock (1998), y Estudio Voyeur (2002); en formato digital, Pruebas de contacto (2015) y Colores primarios (2021)”.
En la contratapa, los editores dicen de Patricia Rodón y su Segunda luna: “La colección Literaturas de la EDIUNC celebra sumar a su catálogo a esta poeta de voz inconfundible. Enmarcada en la creación literaria de todos los tiempos, la música, las artes plásticas, la ciencia y la ciencia ficción, la voz de Rodón nos transporta y transforma. Su metáfora elevada, su inquietante erotismo y su lirismo arrollador trascienden toda etiqueta y crean una poesía personalísima que ha influido y sigue influyendo en la creación poética contemporánea”.
Hacemos nuestras estas palabras de López y, sin más dilaciones, dejamos a nuestro público con la lectura de los seis poemas –intensa experiencia del goce estético, auguramos– que hemos especialmente escogido; nada fácilmente, por cierto, habida cuenta la calidad literaria de la antología, muy elevada y pareja. Nos despedimos, pues, no sin antes dejar constancia de la labor imprescindible y diligente de nuestra compañera Gabriela Maturano, quien nos ayudó con la selección y transcripción de los poemas, y con la fotografía de portada, amén de haber gestionado los permisos de publicación.



Los del futuro del presente

Hemos amado con demasiado fervor
a las estrellas para temerle a la noche.
Epitafio en la lápida
de dos astrónomos aficionados

El brujo de la risa fatal ríe
y en su boca están sentados los dioses
y el niño que brilla en la luz del loto
Hemos comprobado que nada existe
salvo los átomos y el claro vacío
Hemos descubierto que la vida es una excepción
y que los mundos son como piedras preciosas
pulidas por los pájaros al amanecer
En la delicada cintura del adn hemos visto
que un anillo se repite en otro y en otro y en otro
que el universo cabe en el número
y que cada uno es una épica y está solo
Ya los caminos del tarot no nos ocultan nada
Aprendimos a leer en las aguas del tiempo
En los arcanos mayores duermen las atómicas
y se preparan los sabuesos electrónicos del mal
Pero somos los actores rebeldes los espías
y amamos la naturaleza imprecisa del azar
los cinco sólidos perfectos de Pitágoras
y el rock de los stones
Somos como colón pero en el siglo XX
Tratamos de cruzar el horizonte en jet
y siempre estamos organizando una misión
a las lunas interiores
para fotografiar en primer plano la cara de los ángeles
A veces nos sentimos asteroides cautivos
y quemamos hojas de rosas marcianas
para asustar a la muerte
y soñamos con viajar a las provincias del sistema solar
Por eso en nuestro cerebro hay álbumes de cosas por ver
Sabemos cómo cayó la primera luna
calculamos en angstroms el color del alma
y volvemos a escribir en nuestra piedra de rosetta
una nueva historia de amor
No necesitamos religión
De noche salimos a pintar estrellas en papel ultravioleta
mientras el brujo de la risa fatal ríe
y en su boca están sentados los dioses
y el niño que brilla en la luz del loto.


Siete vidas

Y aun cuando muera
continuaré adelante
penetraré en la heliopausa a mediados del XXI
y entraré en la eternidad como el voyager
destinada a buscar lejos de los días terrestres
lejos de mi corazón
de mi manzana
y completaré la primera circunnavegación
al centro masivo de mi alma
Haré un viaje épico.


Inalámbrico

Un poema es una mentira
una antología apócrifa una catedral en miniatura
siempre es una confesión y un fuck you
tiene emes de mierda de rima de documento de amante
y palabras que no sabías cómo decir pero dijiste
Un poema es un preso y un fugitivo
se escapa de fotos de hologramas de rejas de vos
En un poema no cabe el cielo
no cabe un elefante no cabe un terremoto no cabe una oración
En un poema todo sobra
siempre es un talle grande te cuelga de los hombros hace bulto
Un poema come huecos dinosaurios supernovas alcohol
lleva haches de hastío de hortensia de hobbit de hipérbaton
Un poema es un ay un aleluya un anatema un abrasarse
un poema es una ecografía un backup un scandisk fallido
Los poemas son asesinos en serie
siempre dejan las mismas pistas y al final los atrapan y van a juicio
Lo peor es que un poema nunca se da por vencido
no importa cuánto diga o haga creer que dice
siempre sale del alma ese carnaval con fiesta asordinada
Los poemas no existen
están hechos de tiempo y no tienen parientes cercanos
Los poemas son como héroes petisos mártires incombustibles
forros pinchados micros que no paran y clones de perros
Los poemas son una nube tóxica
y tosés en envases no retornables y plantas de departamento
Los poemas son una debilidad
son manchas en las sábanas resaca balcones sirenas eclipses
Los poemas son misterios sin resolver
son cheques en blanco billetes truchos ciencia fricción hospitales
Los poemas atacan
como un velociraptor un orgasmo una apendicitis
Los poemas no tienen fecha ni boca
los poemas son como ir al dentista
y sonreír desde un hueco lleno de sangre.


Ritmo

La noche me hociquea como un perro mañoso
Corro delante de mí con los ojos cerrados
y en el ruido de la huida hay un coro perdido
Corro delante de mis persecuciones

Los libros me buscan como monstruos huérfanos

Me persigue un lobo un cuervo y un niño
grita mi nombre corriendo desde un sueño
Me persiguen las cenizas de la luna y el rumor
de las lenguas muertas se arracima en mí

Las manchas en las sábanas me buscan el aliento

Los besos de cien hombres me delatan la risa
abren y cierran mis pasos de bailarina prófuga
Soy el aire que respiran contra mi espalda
Soy la piel en la que tienden la trampa

La sangre corre despeinada en mi corazón anhelante

Me persigue un vampiro un blues y un cometa menor
enfoca su luz casual dentro de mi cabeza
El cielo ensucia mis mapas de dios
y todas las palabras vienen a encontrarme

Un ángel se desempluma contra mis piernas

El vino me hostiga como un cíclope de cine
la falda de la montaña se levanta conmigo
las raíces del mar se dan vuelta en mi sombra
y corro en la zona fría de las hogueras

Las estrellas me estaquean contra la mañana

Me persiguen los personajes de todos los libros
Tienen las bocas cosidas y la ropa ardiendo
y un lápiz como un hacha en la mano de amar
y un hacha brillante en la mano de poemar

La luz de las conversaciones es un papel tibio

Su nombre me cita en la esquina más oscura
donde pone música esa que fui mientras corro
atravesando las constelaciones y las camas
los poemas y la garganta afónica del pánico

Un olor a sudor a sexo a lámpara grita por mí

Me persigue una canción arrancada de un piano
en la batalla pueril del amanecer en sus ojos
Y corro corro corro atenta como una ciega
entre las voces de la multitud sin alcanzarme

Soy la presa.


Las anónimas

A mona lisa le tiembla la sonrisa y tiene la frente sucia
parpadea sobre los siglos y la perspectiva le queda chica
ha engordado con los flash las postales y las reproducciones
Lo mismo le pasa a las majas vestidas y desnudas
a las dianas cazadoras y a las marías en burro y por parir
a las damas de perlas de armiño de abanico de cántaro
Están hartas de la posteridad atrapadas entre la tela y el barniz
colgadas en la cárcel del canon quietas en su belleza
sin otro poder más que sus ojos y sin poder morir
La siempre preñada arnulfini las hijas del aire de chagall
las ofelias ahogadas sin cesar las bailarinas quietitas de degas
las venus rojas atadas como perras a la cama del pintor
El constante martirio de las santas la cara rota de las magdalenas
las salomés bailando para matar las medias viejas de las chicas lautrec
la exhausta ternura de las mujeres klimt las marilyn serigrafiadas y en oferta
Hartas de la celebridad sin descanso solas en la sala de los museos
expuestas hasta el agotamiento fijas displicentes aburridas
han decidido corregir el tiempo y dejar de fingir como se debe
Han llamado a su ladrón su voyeur su amante clandestino
a la única mirada que las conoce y sabe quiénes fueron
cuando el viento les arrebataba las faldas el marco y el aguarrás
Han llamado a su fisgón desde el hueco de su sonrisa imperfecta
a la navaja que corte lentamente la tela y de paso la historia del arte
ante el grito de los críticos los periodistas y la chequera de las aseguradoras
Mientras cantan las sirenas de todos los naufragios románticos
y las botero de cemento se ríen sin aplaudir y se ponen a dieta
las chicas pintadas saltan del marco de la mano de su galán
y corren desnudas otra vez hacia la fiesta.


Querido diario

Voy vengo en mí como una hoja huérfana
de cielo de infancia de música en la resaca
Siempre estoy observando qué pasa entre
lo que pasa lo que no pasa y lo que puede pasar
Y mientras te doy más besos que en una maniobra
de resurrección en plena calle te hago vivir para mí
Para mi credo apócrifo de grandes titulares
y epígrafes duros como la cuerda de una guitarra
Hay días en que todo es del color adecuado
y otros en los que no sé de qué disfrazarme
Sé que tu mirada me sostiene desde algún lugar
que me viste me oxigena me da cuerpo me otorga la palabra
Es tan poca la gente que se junta en el mismo lugar
todos cabemos en la misma baldosa blanca
Somos apenas un manojo de gargantas hilvanadas
por la misma sed interminable y maldita
¿De qué estamos hechos? ¿Qué tenemos en común
además de un par de estrellas en las que vibran
afinados y perfectos nuestros nombres?
¿Qué tenemos en común más que la tinta
en movimiento y los dedos apaleando un teclado
en guerra contra la misma estúpida tipografía?

Patricia Rodón




SOBRE LA POESÍA DE PATRICIA RODÓN

Leo cada poema de Rodón como una potente, lúcida y magnética puesta en escena. Y no precisamente de improvisación, sino todo lo contrario. Siempre hay un hilo conductor, un conflicto, un misterio, una revelación, una búsqueda o un manifiesto vital. El principio estético de la voz lírica lo ocupa la palabra y la fe en el poder lírico de la palabra.

El lingüista y poeta peruano Mario Montalbetti clasifica a quienes escriben en dos grandes grupos: los que tienen fe en el lenguaje y los que no tienen fe en el lenguaje. Está claro que Rodón pertenece a la primera clase. Estoy seguro de que es mucho más difícil y arriesgado escribir teniendo fe en la palabra, en el lenguaje. La literatura que reniega del lenguaje o que lo cuestiona o que privilegia la disonancia o descree del poder revelador y artístico del lenguaje, y se mantiene en un plano de sospecha, entiendo que siempre existirá, pero nunca tendrá ni la potencia creadora ni el destino o trascendencia de quienes sí creen en la palabra. Esto lo podemos discutir horas, días y años, toda la vida.

Dice Montalbetti: “Creo que todos comenzamos escribiendo sobre cosas, cosas que hay afuera o adentro. Decimos: ‘la nube es blanca’ o ‘el río fluye’. Hablamos de cosas, pero después nos damos cuenta de que las cosas son absolutamente indiferentes a lo que decimos sobre ellas. Entonces nos molestamos por este desfase entre las cosas y el lenguaje. Así empezamos a echarle la culpa al lenguaje, decimos que no basta, que nos faltan palabras. Hay una paradoja: así como faltan palabras para hablar de las cosas, no faltan palabras para quejarse del lenguaje. Hay escritores que tienen fe en el lenguaje. Tener fe en el lenguaje es tener la creencia de que si uno, con trabajo y tenacidad, le retuerce el pescuezo, el lenguaje termina diciendo lo que uno quiere decir. Los grandes escritores tienen esa fe: Homero, Melville, Dostoievski”.

Pienso además, y entonces, que la poesía de Patricia Rodón logra eso que Carlos Marzal llama “intimidad con las cosas”. Y aquí el término “las cosas” tiene sentido amplio: quiere decir las personas, los otros, el tiempo, la historia, el arte, la literatura, la sociedad, y todas las formas de la inteligencia y de la sensibilidad. La voz lírica suele hacerse cargo no solo de una experiencia vital individual sino de toda una generación y de una época; de la búsqueda de un lugar en el mundo a partir de la creación por la palabra y de la relación con todo y todos. Dueña de una amplia cultura, Rodón nos lleva a conocer todos los otros mundos que la interrogan y apasionan: la poesía, todas las músicas habidas y por haber y su poesía; la ciencia y los descubrimientos terrenales y extraterrenales; la ciencia ficción, que descubre, desafía o proyecta futuros en el presente; las artes plásticas, el cine, todo el infinito y surgente espacio de la creación, etcétera, etcétera, etcétera. Esta intimidad que establece con el mundo se concreta con metáforas potentes, a veces brillantes, a veces ominosas o dolorosas. Con enumeraciones apabullantes, con argumentos poéticos que nos sorprenden e iluminan, y a veces nos consuelan y otras muchas veces nos incomodan, pero siempre nos conmueven y nos elevan.

Leer a Rodón es siempre una aventura que exige entrega, como exige la verdadera poesía y no el simple desahogo en versos solamente bien escritos ni la impostación ombliguista ni la autorreferencialidad aburrida, agobiante e inocua. O, peor, la anécdota obvia, puesta en verso.

Juan López
junio 2023